Los cables submarinos circulan por el mar para conectar al mundo a una red de información y, aunque no seamos conscientes de ello, pueden transmitir grandes cantidades de datos gracias a la tecnología de fibra óptica. Según las últimas estimaciones, el 98% de todo el tráfico internacional de Internet viaja a través de los cables submarinos, además, más allá de proporcionar conectividad, sirven para transportar energía e incluso detectar terremotos. Por ello, debido a su gran uso, protegerlos de los posibles ataques es fundamental.