Si Aznar hablaba en catalán en la intimidad –cuando precisaba los votos de Jordi Pujol para su investidura–, Feijóo ha luchado con uñas y dientes, desde la oposición, para que esa misma lengua no sea oficial en las instituciones europeas Cuestión de oportunidad Oponerse al catalanismo da ahora réditos electorales en el conjunto de España Cuando sea necesario ya cambiarán los principios irrenunciables