Tam, tam. En la noche de Marruecos resuena el apaleamiento del cannabis, que nace en las montañas del Rif, entra por las costas gaditanas con la fuerza de un torrente y finaliza su viaje en países centroeuropeos cuadruplicando su valor. Para obtener 10 gramos de hachís se necesita un kilo de kif y para reunirlo hay que pasar 25 minutos recolectándolo en medio de las grandes plantaciones que salpican los campos, a la vista de todos, de Tánger a Chefchaouen.