Al igual que ocurrió tras el ataque de Hamas contra Israel hace exactamente dos años, el atentado contra una sinagoga en Manchester el pasado viernes 3 de octubre está siendo instrumentalizado para justificar la prohibición del derecho a protestar.
Si el Gobierno de Meloni pretende arrastrar al país al genocidio, la guerra y las catástrofes, la clase trabajadora y el movimiento estudiantil están mostrando otro camino alternativo.