Hace 6 años | Por patchgirl a yorokobu.es
Publicado hace 6 años por patchgirl a yorokobu.es

Uli Freick no tiene carné de conducir. A este berlinés de 58 años ya ni se le pasa por la cabeza la idea de poner las manos sobre un volante de coche. Lo suyo siempre fueron las bicicletas, un vehículo por el que siente algo muy especial. De lo contrario no habría estado tres décadas coleccionando y reparando bicis. Lleva acumulados más de 200 modelos que expone orgulloso en un pequeño museo privado ubicado en los bajos del edificio donde tiene su taller de reparaciones de bicicletas en el distrito de Spandau, en el noroeste de Berlín.