Mariona Roca es una de las supervivientes del Patronato de Protección a la Mujer que todavía vive para contarlo. Estuvo varios meses encerrada contra su voluntad en un edificio de las monjas Adoratrices, que en realidad servía de cárcel franquista para adolescentes y lavaba el cerebro a las jóvenes para implantar en ellas la represión y la moral patriarcal nacionalcatólica. Su único ‘delito’ (al Patronato se llegaba sin siquiera haber sido juzgada) fue interesarse por los ambientes antifranquistas. Tenía 17 años.
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