Pese al endurecimiento de la regulación llevada a cabo por el Ejecutivo catalán y sus socios —o quizá por esas mismas normas, según sus críticos—, la oferta de alquiler en Cataluña se ha desplomado hasta el 42% desde 2019, y se estima que al concluir este año alcance el 58%, según datos del Observatorio del alquiler. Al mismo tiempo, los precios en Barcelona se han disparado hasta un 19,7%, en el primer trimestre de 2025, convirtiéndose en la ciudad con los arrendamientos más caros del país.