La Cámara de los Comunes británica ha colocado cada cosa en su sitio. Con 195 votos contra 124, los diputados rechazaron la enmienda de transparencia exigiendo que toda empresa de inteligencia artificial revele la lista completa de obras protegidas usadas en el entrenamiento de sus modelos. Entrenar no es copiar, y conviene recordarlo: el copyright protege dos actos muy concretos, la reproducción y la distribución de una obra. Un modelo de inteligencia artificial no hace ni lo uno ni lo otro.
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Están haciendo el juego al nuevo negocio.