Hace poco tuve un problema con un programa que funcionaba mal. Como desarrollador familiarizado con código abierto, mi estrategia normal en este caso sería la de encontrar el código fuente y depurar para luego parchear. Aunque en este caso sí disponía del código fuente, no lo tenía a mano además de que me habría enfrentado a mayores inconvenientes al parchearlo, volverlo a compilar y volverlo a introducir en el entorno de ejecución.