Fue un lunes,
o quizás un martes.
No lo sé.
Día de brillos de atunes,
o simplemente descartes
en lonjas eternas.
En una playa infinita.
En una playa maldita.
En una playa inaudita.
No lo sé.
Me miraste desde la orilla,
mientras el sol atardecía
en un mar agitado
de resaca emocional.
Levantaste la mano.
Saludo terminal.
Sacudí la arena de la toalla.
Me dí la vuelta
y ya no estabas.
Nunca habías estado
en esa playa infinita,
en esa playa maldita,
en esa playa inaudita.
Me habría encantado
pero no pudo ser,
nunca pudo ser.
Y te fuiste sin llegar.
Y te olvidaste del mar.
Y de mí.
(ContinuumST. Año 2000. "Poemario borracho".)