Hace 1 año | Por ContinuumST
Publicado hace 1 año por ContinuumST

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los12monos

Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los
espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.

Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y
gualdas... Lo llamo dulcemente: ¿Platero? y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal...

Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel...

Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo: —Tien’ asero...

Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.

D

De donde falta no se saca, ni llega un asno a hacerse jaca.

Dicho esto me encantan los burritos, animal del que soy admirador y al que estoy agradecido por tantos siglos de servicio y contribución a la subsistencia humana. También he de decir que alguno sale un poco terco y cabroncete, como el que me lanzó al único charco que había en todo aquel puñetero camino. wall

A

O mejor llamadle.

D

El burro nunca llegará a ser caballo.

Muchos burros no quieren ser caballos.

ContinuumST

#4 Y los que quieren, no pueden.