Y era todo simpatía.
Todo amigos guapos,
bien peinados,
relucientes en sus trajes de domingo.
Era todo admiración,
cuidadosa sensatez,
cortesía repetida
en mil parecidos lances,
cortesía que de usada
entre bostezos aflora,
cortesía funcional
y funcionaria
que a la postre le funciona.
Era todo urbanidad,
correcta moderación,
templanza bien fundida
en moldes de indiferencia,
mesura recalculada
en hastío mercenario
que a cualquier doblez se pliega,
que todo lo tolera
porque todo lo desprecia,
inaccesible a la irritación
porque el mundo le es ajeno.
Era todo blandura y comedimiento,
que si auténtico resultaba repulsivo,
si ensayado, viperino.
Eran todos,
uno a uno,
lo que nosotros no somos,
y esa luz que no sabemos
si es fulgor de hoguera
o fosforescencia de podredumbre
cautivó a la que nos mira
como escombros de otro tiempo,
como restos prescindibles
de una niñez lejana
vestida con la ropa
de los hermanos mayores,
disgustada con el ostensible deterioro
de las caricias y los juguetes,
cautiva tras los barrotes
que otras manos envidiadas
trazaron en los libros
que atestaban la mochila.
Comentarios
#2 algo así
Gracias por los votos, amigos.
El poema es de los años 90 y está inconcluso, o al menos hay varias versionesa. Se me ocurrió pedirloe a Chat GPT que lo acabase, y me parece de rigor compartir con vosotros el resultado.
Entonces, en medio de esa fachada,
brotó un eco de autenticidad,
un destello de verdad entre las sombras.
Pues detrás de las máscaras pulidas
y los gestos calculados,
late un corazón que anhela liberarse,
que busca la esencia entre tanta apariencia.
Y en esa búsqueda, se revela la paradoja:
entre la artificialidad y la sinceridad,
entre el rechazo y el deseo de conexión,
se entrelazan los hilos de la humanidad.
Porque somos más que simples reflejos
de lo que nos muestran los espejos,
somos el eco de nuestras experiencias,
la amalgama de sueños y resistencias.
Así, mientras el mundo se envuelve en formalidades,
nosotros nos aferramos a nuestra autenticidad,
rompiendo los esquemas preestablecidos,
buscando la belleza en lo genuino y lo vivido.
Y así, aunque parezcamos desechos de otro tiempo,
somos los tejedores de nuestra propia historia,
los guardianes de nuestros sueños,
los héroes de nuestra propia gloria.
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#1 Parece publicidad de una Startup