Hace 7 años | Por --493582-- a labutaca.net
Publicado hace 7 años por --493582-- a labutaca.net

Los influjos de Tolkien son inescrutables. Ni en sus peores sospechas podría Peter Jackson haber adivinado que, de todos los imitadores y emuladores a rebufo del anillo, Uwe Boll llegaría para tomar su obra en vano y degradar el fantástico hasta los límites alcanzados en su última película. En un principio, uno se quiere convencer de que “En el nombre del rey” no es más que el desafortunado fruto de una serie de fatales coincidencias. Pero lo cierto es que esto acaba por no importar cuando la desconfianza claudica ante el desconcierto.