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El vasco que se comió 236 croquetas sin darse cuenta... y luego cenó
La leyenda de Pachi Bollos se forjó en 1936, en San Sebastián. Pachi trabajaba como carrero en una fábrica de cerveza, por lo que era el único de sus amigos que tenía el medio de transporte adecuado para trasladar con garantías de seguridad la comida de un lugar a otro. Ni corto ni perezoso, se puso a los mandos de su coche de caballos para trasladar al lugar de la reunión culinaria todas las viandas que ya habían preparado en la cocina del establecimiento donde habitualmente se solían reunir.
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