“Papá, me pido un elfo de la Navidad, como mis amigas”. Estas palabras de mi hija pequeña de 6 años han encendido todas las alarmas en casa durante estas fiestas.Que si el elfo se ha comido las galletas, que si ha tirado la tierra de las plantas, que si ha gastado el rollo de papel higiénico… De las travesuras del elfo se puede escribir un libro. Para Instagram y para el chat de colegas quedan "de lujo" las trastadas del elfo. Yo le doy todos los likes que quiera. Y valoro el espíritu navideño de nuestra amiga. Pero no, no me va a convencer.
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