
En todo el mundo se multiplican las protestas pacíficas contra el genocidio perpetrado por Israel en Gaza. Miles de ciudadanos salen a las calles con pancartas, banderas palestinas y mensajes de solidaridad, denunciando la ocupación y la masacre. Son manifestaciones espontáneas, populares y no violentas que tienen un único objetivo: defender los derechos humanos del pueblo palestino.
Sin embargo, en paralelo a este movimiento legítimo, ha surgido una campaña de propaganda sionista destinada a criminalizarlo. Varios medios de comunicación han difundido la narrativa de que Hamás estaría detrás de un supuesto llamamiento mundial a organizar protestas, presentándolas como parte de una estrategia terrorista y no como lo que realmente son: movilizaciones pacíficas de la ciudadanía global.
Entre los medios que se han sumado a esparcir esta mentira destacan:
La intención de esta campaña es evidente: asociar a los manifestantes con el terrorismo, desviar el foco del genocidio en Gaza y deslegitimar la solidaridad ciudadana. Quien marcha por Palestina no lo hace por Hamás, lo hace contra la barbarie, contra la ocupación y por la vida de miles de inocentes que cada día mueren bajo las bombas israelíes.
Llama la atención que en Estados Unidos, donde se concentran muchos de los grandes medios de referencia global como The New York Times, The Washington Post o CNN, no se ha publicado nada todavía sobre este supuesto llamamiento. El silencio norteamericano es significativo: allí aún no han osado legitimar esta operación propagandística que busca equiparar protestas pacíficas con apoyo al terrorismo.
La realidad es clara: las manifestaciones en defensa del pueblo palestino no necesitan ser convocadas por ninguna organización política o armada. Son el grito natural de la conciencia humana frente a la injusticia. La maquinaria mediática sionista, al intentar criminalizarlas, solo confirma el miedo a la fuerza creciente de un movimiento mundial que ya no se deja engañar.
Me ha extrañado no verlo en ningún medio, pero hace pocas semanas la Sala de lo Social del TSJ de Madrid dictó la sentencia que podéis leer aquí www.poderjudicial.es/search/AN/openDocument/df3e529c854f7a18a0a8778d75 y que, desestimando el recurso de suplicación de Sergio Gregori, confirma la sentencia del Juzgado Social madrileño que desestimó su demanda contra Canal Red en la que instaba la extinción indemnizada de la relación laboral que les unía por grave incumplimiento empresarial (acoso laboral en este caso) ex art. 50 del Estatuto de los Trabajadores.
Básicamente, Sergio Gregori pedía que se declarase que había sufrido acoso laboral por parte de la dirección de la empresa (Pablo Iglesias, socio y administrador único de la misma) y por tal causa pedía que se declarara extinguida su relación laboral, con derecho a prestación por desempleo, cobro de indemnización por despido de 33 días de salario por año trabajado (y no sé si también pediría indemnización por daño moral, yo siempre lo hacía con mis clientes). El art. 50.1 c) del Estatuto de los Trabajadores habilita dicha extinción a instancia del trabajador cuando se pruebe que el empresario le ha sometido a un trato denigrante (puede ser acoso laboral, sexual...).
Como me he tirado 12 años redactando recursos de este tipo, me permito comentaros brevemente la sentencia:
Empecemos por los hechos probados. Son la clave en este tipo de casos. Nunca debes poner una demanda de acoso laboral si no tienes pruebas concluyentes de que el empresario te está humillando para hundirte moralmente. Pueden ser, entre otras cosas, insultos, órdenes al resto de compañeros para que no hablen contigo o condiciones de trabajo degradantes (forzarte a hacer funciones por debajo de tu categoría profesional para hacer ver que eres un inútil, o ponerte a trabajar en un cuartucho sin ventana mientras tus compañeros tienen despachos normales...). Probar esto suele ser difícil. Yo siempre recomendaba grabar conversaciones sin que el jefe lo sepa, reprochándole tales conductas para que reconociese su imposición y, además, que estaban motivadas por un ánimo malicioso. También sirven whatsapp, testigos...pero son pruebas menos fiables porque la gente no suele decir cosas comprometidas por ahí y los testigos pueden sufrir presiones. Y, por supuesto, si estás mal psicológicamente debes pedirte la baja para acreditar el daño moral que estás padeciendo y justificar la indemnización que pides al respecto (aunque hay otro criterio objetivo, el del importe de las sanciones que la LISOS impone por acoso laboral, que los jueces suelen acoger para calcular estas indemnizaciones).
Pues bien, Sergio no consiguió probar prácticamente nada. En los hechos probados (páginas 2 y 3 de la sentencia) solamente consta que era Director de Producción, que dirigía El Tablero, que Iglesias le redujo el número de días de presentación de El Tablero (ya sabéis que era su presentador) y Gregori dijo públicamente que le parecía bien, que posteriormente dejó de presentar el programa y pasó a ejercer funciones de redactor, que grabó diversas conversaciones cuyo contenido no debe de ser muy revelador porque la jueza no lo menciona, que habló por telegram con Iglesias sobre cuestiones profesionales, que le echaron de un chat de trabajo llamado "Equipo Canal Red" y le suprimieron una cuenta de correo en fecha desconocida, que le pusieron a parir desde cuentas de twitter hooligans de Podemos, que en enero de 2024 dijo a una compañera que quería que le despidieran y que está en una larga baja médica por temas psicológicos, calificada como enfermedad común y no como accidente laboral.
Estos hechos son insuficientes para acreditar un acoso laboral. Únicamente la reducción de funciones (le ponen de redactor teniendo la categoría profesional de Director de Producción) tiene cierta enjundia, y creo que le habría permitido extinguir su relación laboral por modificación sustancial de las condiciones de trabajo, con derecho a paro y una indemnización de 20 días de salario por año trabajado. Pero para acreditar que es acoso hacen falta otros hechos adicionales que evidencien que Iglesias no le quitó de El Tablero por pérdida de confianza en su labor profesional o una redistribución legítima de funciones entre la plantilla, sino por una animadversión personal. Y ninguno de los hechos acreditados lo corrobora (aunque se pueda pensar que los hooligans tuiteros de Podemos atacan a quien manda la dirección del partido, si se quiere esgrimir tal dato en un juzgado hay que probarlo sin género de duda).
Precisamente por esa insuficiencia de hechos probados, Gregori pide en su recurso de suplicación añadir otros nuevos. Esto es muy complicado, y los TSJ sólo lo admiten cuando la redacción fáctica propuesta se basa en pruebas absolutamente incontrovertidas y trascendentes para resolver el litigio. Gregori pide en las páginas 3 a 5 las siguientes modificaciones: 1) que se añada un hecho que diga que los medios de comunicación publicaron noticias de que Iglesias le echó de El Tablero por criticar la falta de pluralidad del medio. Se lo rechazan por intrascendente. 2) que se añada otro hecho que diga que Iglesias felicitó públicamente a todos los empleados pero a él no. Se lo rechazan por intrascendente. 3) Que, aparte de los hooligans tuiteros de Podemos, diversos empleados y colaboradores de Canal Red le pusieron a parir incluso en comentarios que le dejaban colgados en sus redes sociales. Se lo rechazan por no basarse en pruebas concluyentes y ser susceptible de diversas interpretaciones.
Con estos mimbres, y manteniéndose inalterados los hechos probados, el TSJ considera acreditado que existían tensiones y conflictos en Canal Red, pero no una estrategia orquestada por Iglesias para hundir moralmente a Gregori a base de vejaciones laborales. Por ello no aprecia el acoso y desestima el recurso.
Ahora Gregori puede poner un recurso de casación para la unificación de doctrina en el Tribunal Supremo. Su viabilidad es absolutamente nula, pues exige aportar una sentencia de contraste donde un TSJ o el TS, con los mismos hechos probados, haya alcanzado una solución diferente. Evidentemente, en este caso, con unos hechos probados insuficientes para demostrar el acoso, el recurso es inviable. Ahora, cuando acabe su baja médica, Gregori tendrá que reincorporarse en Canal Red (o pedir la baja voluntaria sin derecho a paro), pues sigue siendo su empleado.
¿Qué me diríais si os cuento que Vox sería la fuerza más votada entre los catalanes de menos de 34 años? Que es una maldita locura. Yo mismo lo pensaba hasta hoy. Pero esta encuesta de LA VANGUARDIA lo afirma tajantemente archive.is/20250921082206/https://www.lavanguardia.com/politica/202509 Sin perjuicio de que podéis consultarla en el link, os saco los datos más relevantes:
-Explosión de la extrema derecha nacionalista. Alianza Catalana pasa de 2 a 19 escaños. Vox de 11 a 16. En un parlamento con 135 escaños, la ultraderecha xenófoba tendría 35. La derecha del PP tendría 13 y Junts 21. En total, 69 escaños. Mayoría absoluta de la derecha...donde la ultraderecha aporta más escaños que la derecha tradicional.
-Los jóvenes apuestan por Vox. Copio literalmente el párrafo donde lo indica:
La explicación parcial de este terremoto electoral reside en el voto de los jóvenes, muy especialmente en el caso de Vox, que sería la formación más votada entre los menores de 34 años. El partido de Abascal e Ignacio Garriga obtiene también un notable apoyo en la franja hasta los 54 años, aunque a partir de esa edad se difumina. En cambio, Aliança Catalana mantiene unos registros estables en todos los tramos de edad: la votarían uno de cada diez consultados. Los socialistas –pero no Junts– solo recuperan fuelle entre los votantes mayores de 54 años (un grupo que da la mayoría al PSC, ya que uno de cada cuatro electores de esa edad votaría socialista).
Si esto pasa en Cataluña, podéis imaginaros lo que nos espera en el resto del Estado. Pero ¿Cómo hemos llegado aquí? Me encantaría que lo debatiésemos, y para empezar os aporto mis ideas:
-Desencanto absoluto con una izquierda que está en el gobierno pero, en lo verdaderamente importante, no actúa como izquierda. En 2005, el 60% de los menores de 30 años vivían con sus padres. Hoy son algo más del 85%. Y la causa es clara: el alquiler se comería hoy el 90% del salario medio de un joven de esa edad www.cje.org/observatorio1s2024/ De otro lado, y pese a las subidas salariales de los últimos años, la inflación ha bloqueado cualquier incremento tangible del poder adquisitivo de la población. En el caso de los jóvenes, con los salarios de miseria (o directamente ausencia de salario) que padecen, esta situación es singularmente trágica.
Me diréis que esto no es sólo culpa del Gobierno, ya que cualquier medida social dirigida a topar los alquileres debe contar con el apoyo de la derecha de Junts o PNV. Es discutible (la falta de entusiasmo del PSOE en promover medidas valientes es bastante clara, aunque es muy probable que cayesen en la votación parlamentaria por culpa de Junts). Pero es muy difícil transmitir ese mensaje a la juventud. Lo evidente para cualquiera es que, con la izquierda en el poder, no hay más justicia social para ellos. Pedro Sánchez nunca debió pactar la investidura con Junts, sabedor de que sería su rehén toda la legislatura, y que hundirían la reputación de un gobierno que está en las antípodas de sus tesis neoliberales mientras le sacan todas las concesiones que pueden antes de dejarlo caer.
-Rabia y frustración a raudales convenientemente orientadas por la propaganda ultra. En los últimos años, hablando con veinteañeros he tenido que desmentir cientos de veces que hay ayudas exclusivamente dirigidas a los inmigrantes, es decir, que te la dan por serlo y además es de 2000 euros y te soluciona la vida. Yo, trabajando en el McDonalds, no puedo emanciparme, pero al mena que viene en patera le regalan un piso. De entre la propaganda goebbeliana de la ultraderecha, éste es el mensaje que más cala.
A la inmensa mayoría de los jóvenes les dan igual el islam, los velos o las subnormalidades medievaloides de Don Pelayo y la Reconquista que sueltan desde Vox. Pero se sienten discriminados respecto al inmigrante. Y quieren vengarse de las autoridades que les dejan tirados mientras les solucionan la vida al extranjero ilegal. Que es mentira, pero muchos jóvenes se la tragan. Primero por el deficiente sistema educativo y la falta de fomento de la cultura y el espíritu crítico en las etapas educativas obligatorias. Y segundo porque cuando estás indignado tiendes a tragarte cualquier cosa que te permita canalizar tu rabia. El voto a Vox es un voto de venganza contra el sistema proyectado sobre lo más (aparentemente) antisistema del tablero político. Que todo reviente porque peor no vamos a estar. No se dan cuenta de que Vox es lo más prosistema que existe, y que si ganan nos espera un mercado laboral salvaje donde el empresario puede sodomizar a su empleado sin consecuencias, unos servicios públicos privatizados y unas rentas altas hiperprivilegiadas por la drástica reducción de impuestos para ellas que promueven.
Sobre lo que nos espera si gobierna Vox, y sobre el radical deterioro de la ya muy deteriorada calidad de vida de la clase trabajadora que implicaría, ya escribí esto www.meneame.net/m/Artículos/votante-vox-confiarias-administrador-esta
-Servicios públicos penosos. Principalmente la sanidad, pero también servicios sociales y educativos, o prevención de incendios. Son competencias de las comunidades autónomas y los controla el PP con el apoyo de Vox en la inmensa mayoría de ellas. Pero es tan fácil soltar la mentira de que son competencia del gobierno y Perrosanxe tiene la culpa de que están hundidos...en Murcia la mayoría de la gente se lo cree.
-Puede haber otros factores secundarios, como la inseguridad ciudadana en ciertos barrios o el fomento de la cultura incel a través de internet (nosotros, Vox, somos los únicos que te protegeremos frente a las denuncias falsas de las feminazis, que te pueden caer en cualquier momento y hundirte la vida) pero creo que las claves están en los párrafos anteriores.
¿Qué puede hacer la izquierda? Jugarse el todo por el todo. Presentar todas las medidas sociales y de redistribución de la riqueza que no ha presentado hasta ahora: tope de alquileres, construcción masiva de viviendas sociales, subidas radicales de impuestos a las grandes fortunas...y llevarlas al Parlamento dándole la mayor publicidad posible. Y cuando las pierda por culpa de Junts, convocar elecciones integrándolas en su programa electoral Es difícil que salga bien, pero es la única salida. Porque en menos de 2 años, si seguimos igual, esto no hay quien lo arregle. Y la mayoría absoluta de PPVox, con un Vox disparado, es inevitable.
menéame