El inaudito apagón ibérico del 28 de abril ha despertado los peores tópicos sobre la chapucería y cainismo nacionales. A un mes y medio vista del suceso, aún no hay explicación alguna; en su lugar, tenemos el intercambio de acusaciones entre Red Eléctrica y las distribuidoras y los balbuceos de la ministra del ramo, Sara Aagesen. Y ahora, las comercializadoras independientes han metido baza rogando que, si no es molestia, les digan algo, para saber qué hacer con las miles de reclamaciones que tienen pendientes.
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