Durante la madrugada del pasado 5 de noviembre, multitud de astrónomos pudieron documentar la aparición de dos manchas oscuras sobre la superficie de Júpiter. Algo que se debió, fundamentalmente, a que la magnitud del fenómeno fue suficiente como para que se pudiera apreciar utilizando telescopios de aficionado. En redes sociales aparecieron diversas teorías acerca de su origen, pero su explicación está en un evento astronómico que, aunque no puede suceder igual en la Tierra, a todos nos resulta familiar.