Diego es parte de una nueva generación de pastores y pastoras que llega a la montaña desde otros mundos, buscando no solo un oficio sino, sobre todo, una forma de vida. Su oportunidad la consiguió el año pasado al ser admitido en la cuarta promoción de la escuela de pastoreo de Aragón, La Estiva, que ofrece una formación integral de siete meses en el valle de Chistau, en el corazón del Pirineo central.
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