💬 Con el acaecimiento, más simbólico que otra cosa, del llamado "hecho biológico", es decir con la muerte de Francisco Franco, el régimen franquista estaba completamente desnortado. Ellos habían orquestado y representado toda la opereta de la sucesión del dictador, en la persona de un títere que era Juan Carlos Borbón, pero eran conscientes precisamente de eso, de que era una opereta y que podía desmoronarse en cualquier momento. Ante la incertidumbre provocada por su aislamiento internacional, que había llevado al régimen a una gran debilidad exterior, algo que aprovechó Marruecos para desarrollar sus aspiraciones expansionistas en el Magreb, los franquistas eran conscientes de que podían acabar como ratas de alcantarilla y emprendieron una ofensiva diplomática, armados con un pequeño arsenal de excusas ideológicas con las que intentar convencer a las principales cancillerías occidentales y a los USA de que su idea evolucionista hacia un régimen monárquico, tal como la habían pergeñado desde los años 60, era hacedera y sensata. Esgrimian razones como el terrorismo secesionista vasco y catalán, que los ajusticiaba uno tras otro, para que se pudiera comprender la necesidad de un régimen evolucionado, pero donde pudiera imperar la excepción y la mano dura. Sin embargo esta excusa se desvanecía ante la incoherencia de las ejecuciones por pena de muerte, salidas de un aparato judicial corrupto y desfasado, basado en procedimientos penales sin garantías y sujetos a normas quasi medievales. Se sabía de desapariciones, de torturas, de encarcelamientos sin juicio previo, de represión laboral y social.
No obstante, respecto a la forma política del nuevo Estado que los franquistas pretendían implantar, pronto se sacaron de la manga un recurso historicista que es el que vemos plasmado en el vídeo: la Restauración canovista de 1875. Esta clave ideológica era, ciertamente, novedosa en los franquistas, porque ellos siempre habían apelado a la España del Imperio Hispánico propia de los Reyes Católicos, al afán neocolonial iberoamericano de lo que ellos llamaban una España grande, habían creado ese horno de chorradas ideológicas imperialistas que era el Instituto de Cultura Hispánica, lo habían simbolizado en su escudo nacional, etc. Además el tema de la Restauración canovista siempre había sido tabú en los ámbitos académicos del franquismo. Sorprendía esta nueva deriva ideológica de los franquistas, aunque era obvio que se trataba de una típica argucia de las suyas para poder sobrevivir a los nuevos tiempos.
En todo caso se aceptó para España un modelo monárquico muy similar al canovista por puro realismo práctico, ya que no había más posibilidades hacederas en aquel momento para recuperar la dignidad histórica de la República.
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💬 Con el acaecimiento, más simbólico que otra cosa, del llamado "hecho biológico", es decir con la muerte de Francisco Franco, el régimen franquista estaba completamente desnortado. Ellos habían orquestado y representado toda la opereta de la sucesión del dictador, en la persona de un títere que era Juan Carlos Borbón, pero eran conscientes precisamente de eso, de que era una opereta y que podía desmoronarse en cualquier momento. Ante la incertidumbre provocada por su aislamiento internacional, que había llevado al régimen a una gran debilidad exterior, algo que aprovechó Marruecos para desarrollar sus aspiraciones expansionistas en el Magreb, los franquistas eran conscientes de que podían acabar como ratas de alcantarilla y emprendieron una ofensiva diplomática, armados con un pequeño arsenal de excusas ideológicas con las que intentar convencer a las principales cancillerías occidentales y a los USA de que su idea evolucionista hacia un régimen monárquico, tal como la habían pergeñado desde los años 60, era hacedera y sensata. Esgrimian razones como el terrorismo secesionista vasco y catalán, que los ajusticiaba uno tras otro, para que se pudiera comprender la necesidad de un régimen evolucionado, pero donde pudiera imperar la excepción y la mano dura. Sin embargo esta excusa se desvanecía ante la incoherencia de las ejecuciones por pena de muerte, salidas de un aparato judicial corrupto y desfasado, basado en procedimientos penales sin garantías y sujetos a normas quasi medievales. Se sabía de desapariciones, de torturas, de encarcelamientos sin juicio previo, de represión laboral y social.
No obstante, respecto a la forma política del nuevo Estado que los franquistas pretendían implantar, pronto se sacaron de la manga un recurso historicista que es el que vemos plasmado en el vídeo: la Restauración canovista de 1875. Esta clave ideológica era, ciertamente, novedosa en los franquistas, porque ellos siempre habían apelado a la España del Imperio Hispánico propia de los Reyes Católicos, al afán neocolonial iberoamericano de lo que ellos llamaban una España grande, habían creado ese horno de chorradas ideológicas imperialistas que era el Instituto de Cultura Hispánica, lo habían simbolizado en su escudo nacional, etc. Además el tema de la Restauración canovista siempre había sido tabú en los ámbitos académicos del franquismo. Sorprendía esta nueva deriva ideológica de los franquistas, aunque era obvio que se trataba de una típica argucia de las suyas para poder sobrevivir a los nuevos tiempos.
En todo caso se aceptó para España un modelo monárquico muy similar al canovista por puro realismo práctico, ya que no había más posibilidades hacederas en aquel momento para recuperar la dignidad histórica de la República.