Antonio Gutiérrez y sus entonces principales escuderos, José María Fidalgo e Ignacio Fernández Toxo, lograron liquidar a Marcelino Camacho en Comisiones Obreras y reducir así la influencia de Julio Anguita (Izquierda Unida) en el sindicato. Antonio Gutiérrez se iría aproximando rápidamente al PSOE y a su corrupción.