Los economistas Blanchflower y Oswald analizaron en los 90 los datos de felicidad en profundidad. En el proceso, descubrieron algo curioso, oculto en esos datos de miles de vidas individuales diferentes: la edad parecía tener una estrecha relación con la felicidad. "Había un fenómeno muy poderoso que parece indicar que los humanos se deslizan por esta forma de U gigante de bienestar mental a lo largo de sus vidas, alcanzando un mínimo generalmente a finales de los 40 y luego subiendo nuevamente hasta más allá de los 70".