Es difícil escribir para Vicisitud y Sordidez en estos tiempos. No sólo porque es complicado encontrar personajes o conceptos sórdidos que causen amor, sino porque cada vez que te enteras de alguna nueva curiosidad, la cosa suele llamar la atención no por aportar alegría al mundo, sino por darte ganas de irte a un búnker lejos de la sociedad. Concretamente a cualquiera que están construyendo los tecno fascistas millonarios. Después de pasarlos a todos por el problema del tranvía en el cual en un lado están ellos y en el otro un perro unicornio.