Hace unos meses se publicó un meta-análisis científico que analizaba los resultados de 75 estudios realizados a lo largo de 50 años con más de 160.000 sujetos sobre las consecuencias del castigo físico como parte de la disciplina de los niños. Un meta-análisis es la madre de los estudios científicos. Básicamente se trata de tomar todos los estudios que tienen un tema en común y analizar sus resultados para ver si son consistentes o no. Uno de los problemas que intenta resolver este meta-análisis es el hecho de que muchos estudios meten en el saco de los "castigos físicos" tanto a los métodos más "suaves" y comunes (los cachetes, también llamados "tortazo", "nalgada", o "azotes") como otros métodos más severos (como las bofetadas o los azotes con algún objeto, como un cinturón, una paleta, una regla).Estos estudios tenían conclusiones muy tajantes sobre los enormes perjuicios que los castigos físicos causaban a los niños, pero había quien decía que las conclusiones estaban contaminadas.

Comentarios

fantomax

Me la guardo en favoritos para todas esas discusiones en que alguien se acuerda de los cachetes que no han dado a alguien o cosas así.

D

#0 #1 Yo en este tema siempre digo mi opinión debajo de un montón de comentarios. 😏

D

#2 desconozco tu opinión, pero ten en cuenta que el artículo no va de opiniones sino de estudios.

Aunque tu opinión es bienvenida

editado:
la mía @2699165

cincinnata

Gracias por el aporte

X

En mi caso nunca me pusieron la mano encima, y viví una niñez y juventud ideales, padres muy correctos, amorosos aunque chapados a la antigua, excelente relación, muchas experiencias positivas, travesuras, pocos amigos pero muy buenos, excelente escuela y profesores, etc. Pero por alguna razón soy antisocial desde que tengo uso de razón, en el sentido de que no soporto a la mayoría de la gente, no me nace tolerarlos y me es casi imposible empatizar, es decir compartir sentimientos como pena, alegría, etc. Soy tendiente a la depresión o mejor dicho a ir de emocionado a muy frustrado o triste, . Nunca fui al sicólogo porque no siento que podría dejar que alguien menos inteligente que yo me analizara.

Hasta aquí nada preocupante, pero... hasta donde alcanzan mis recuerdos nunca me sentido merecedor de un castigo, sea físico o no. Soy capaz de sentir culpa, mucha culpa, pero siempre que alguien me castigó (en todas las maneras, quitar un juguete, en el trabajo llamada de atención, etc.), la culpa se transforma en rancor, deseo de venganza y sentimiento de que se está cometiendo una injusticia. Precisamente por esto evito cometer errors y siempre fui muy buen estudiante y luego empleado.

Otra cosa preocupante, desde siempre he sentido que podia hacer de todo, que me lo merecía, sin ser capaz de evaluar las consecuencias. Por ejemplo no ir a clases y esperar aprobar las materias, ir de novio con más de una chica, tener sexo casual y luego desentenderme, etc.

No sé, tal vez soy un caso excepcional, pero a veces creo que si me hubieran dado una buena paliza la primera vez que falté a más de 5 clases consecutivas en la escuela, hubiera considerado no volver a hacerlo después, como cuando abandoné la Universidad por un semestre y no se lo dije a nadie. O lo propio la primera vez que embarazé a la vecina cuando tenía 16 años.

Mi conclusión muy personal, desde el punto de vista de alguien que nunca recibió ningún tipo de castigo físico, es que que castigo físico, cuando es raro, serviría para enseñarnos que ciertas órdenes, leyes, normas, etc. simplemente se cumplen no impora que no se entiendan o te identiques con ellas. Por supuesto es solo una hipótesis que probablemente nunca pueda llegar a probar.

fantomax

#4 Gracias por compartirlo, pero el hecho es que los estudios dicen que esa paliza no habría servido de nada...

Mornadan

Recuerdo haber leído que un cachete suave, de forma muy excepcional, cuando es imposible razonar con el niño y éste intenta imponerse y siempre antes de los 6-7 años podía resultar positivo. En cualquier caso el mismo artículo decía que si el castigo era más habitual y/o se aplicaba más allá de la citada edad producía el efecto contrario.