En el año 1997, en la calle principal de Audressein, en el Pirineo francés, un viejo cartel anunciaba la presencia de un taller de zuecos o sabots. Era la casa de Marcel Catalá, uno de los últimos sabotiers artesanos de Bethmale. Allí pude conocer la leyenda de este tipo de zuecos terminados en una larga punta, y su fabricación. Monesma documentales
|
etiquetas: monesma , etnografía , zuecos , sabotier