Seis clásicos de la literatura contemporánea fueron rechazados repetidamente por las editoriales. Algunos como Lolita, de Nabokov o Señor de las moscas, de Golding, por las clásicas razones de sexo y violencia. Otros por razones políticas, como Rebelión en la granja, de Orwell. Otros, por no gustar el estilo, como En busca del tiempo perdido de Proust. Y en algunos casos, como el Diario de Ana Frank, o El Gatopardo, de Lampedusa, porque la editorial no les veía salida comercial.
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