Aquel fue el examen oral de doctorado más extraño de la historia de la filosofía. Ocurrió en Cambridge en 1929 y dos luminarias se sentaban en el tribunal examinador: George Edward Moore y Bertrand Russell. El talludo estudiante que comparecía ante ellos era un exmilitar austriaco de 40 años ya que llevaba diez trabajando olvidado como humilde maestro de escuela. ¿Su nombre? Ludwig Wittgenstein.
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