En 1988, una adolescente acudió al hospital con un dolor abdominal agudo e intermitente. Un examen reveló que estaba embarazada de unos nueve meses, pero dijo que no había sido consciente de su embarazo. Su útero se contraía a intervalos regulares y el feto estaba orientado con la cabeza hacia abajo en el canal de parto. Lo que sucedió después: Cuando los médicos de urgencias inspeccionaron la vulva de la paciente, no encontraron ninguna abertura vaginal.
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