El futuro rey de Inglaterra, Eduardo I, desembarcó en Acre en la primavera de 1271 para enfrentarse a los mamelucos egipcios del sultán Baibars. Su ejército era demasiado pequeño, pero contaba con un exótico aliado con el que previamente había alcanzado un acuerdo estratégico: el mongol Abaqa Kan, bisnieto de Gengis, que cumpliendo lo pactado lideró una incursión en la franja sirio-palestina y se retiró antes de que el enemigo pudiera rechazarlo. No era la primera vez ni sería la última que los mongoles atacaban esa región.
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