Entre 1952 y 1957, más de 17.000 inmigrantes fueron recluidos en Montjuïc, en el Pabellón de las Misiones, y repatriados en trenes custodiados por la policía desde Cataluña hasta Andalucía, Murcia o Extremadura. Ni siquiera tuvieron la oportunidad de levantar sus barracas, como se narra en el último Premio Goya a la Mejor Película
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