Además, según el velocista, también hubo una conspiración entre multinacionales del calzado. En febrero de 1988, Johnson firmó un patrocinio con Diadora, la marca de Bjon Borg, Alain Prost o Niki Lauda, de 2,5 millones de dólares. Era el mayor contrato individual de la historia del atletismo y la marca era italiana, eso enfureció a los otros grandes: «Después del campeonato mundial de 1987, tenía mi propia línea de ropa con Diadora, eso no le gustó a otros patrocinadores como Nike, Adidas o Puma, que no querían que esa marca tuviera éxito».
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