Por qué va tan bien la economía de España

Últimamente no hay más que buenas noticias económicas, de esas que algunos creen que se le atragantan a la derecha, y puede que tengan razón. Y lo cierto, me parece a mí, es que la economía de España va bien, al menos si no hablamos de la economía de los españoles, que todos sabemos que son cosas diferentes.

Pero de los españoles y sus penurias ya hablaremos otro rato: ahora es momento de felicitarnos de que nuestra prima de riesgo haya bajado, de que las agencias de calificación mejoren la valoración de la deuda soberana de España, de que diversas agencias internacionales alaben el crecimiento de España y pronostiquen buen desempeño y buena evolución. Es el momento de felicitarnos y preguntarnos a qué se debe esta inesperada bonanza.

A mi entender, creo que es mérito del Gobierno.

Es mérito del Gobierno porque lleva años sin aprobar presupuestos, y también este ejercicio se va a saltar la obligación legal de presentarlos. Es mérito del Gobierno por ser incapaz de hacer nada, de aprobar nada, de invertir en nada, y tener que desaparecer, cambiando de tema cada vez que alguien le pregunta por sus planes económicos.

Es mérito del Gobierno pro estar ahí, chupando silla, sin la menor pretensión ni la menor esperanza de convertir en realidad su programa. Es mérito del Gobierno, y también de sus socios, por saber aguantar cuando se les calificó de gobierno Frankenstein. Porque resultó que efectivamente lo eran, pero no por los motivos que la derecha les imputaba: no se trataba de que se coaligaron nacionalistas de varios pelajes con socialistas y neocumunistas (o como se quieran llamar ahora), sino que estaban llevando al poder un experimento inédito en españa, el del ejecutivo de izquierdas , el legislativo de derechas y el judicial de extrema derecha. Ahí queda eso.

Y coño, parece que funciona, porque el ejecutivo de izquierdas mantiene la protestas en el cuarto de los ratones, el legislativo de derechas impide que se apruebe gasto social y el judicial cismontano mantiene abierto el circo de tres pistas que entretiene a los que antes iban al fútbol a los toros, mientras las comunidades autónomas andan caninas como perras y los ayuntamientos las pasan putas para ajustar sus cuentas.

No hacen falta recortes: basta que no haya presupuestos par contener el gasto. No se puede contratar, no se puede ampliar, no se pueden asignar nuevas partidas.

Y por eso va todo tan cojonudamente. Porque no hay Gobierno. Y el no estar, por supuesto, es mérito suyo.