Leí con gran asombro algunos comentarios de la noticia: Así rescataron a la hija de un militar amigo del responsable de Emergencias de la Dana, jaleando públicamente al padre, argumentando "Yo haría lo mismo", "tú harías lo mismo" o "Todos nosotros haríamos lo mismo". Creo que el problema no está en pensar así o en hacer lo que hizo este padre si se produjese una situación de vida o muerte. El problema no es ese sino hacer apología de este tipo de conductas sin ningún tipo de presión física ni tan siquiera psicológica. Algunos están fomentando la idea que si tienes amigos o contactos en las altas esferas del poder, úsalos en tu propio beneficio, aunque tengas que pasar por encima de los derechos de otros ciudadanos como tú... y no hay justificación que valga.
No es lo mismo que los supervivientes del accidente aéreo que refleja el libro y la película "¡Viven!", coman carne humana de sus compañeros de viaje fallecidos para sobrevivir, esperando un rescate que si se produjo, a que alguien como Shiguro Takada, escriba un libro titulado "Canibalismo Ocasional", sin haber vivido ninguna situación de supervivencia extrema, un libro con instrucciones para un despiece perfecto de un cadáver humano y un recetario como si el autor fuese Karlos Arguiñano.
Creo que muchos de nosotros hemos vivido alguna situación en la que alguien ha pasado por encima de nosotros por lo que sea; por amistad, amiguismo, corporativismo, enchufismo e incluso porque esa persona pertenece a minorías en riesgo de exclusión, lo que otorga ciertos privilegios, frente al ciudadano promedio.
Yo voy a una contar una experiencia personal. Yo era joven, cursaba estudios en la Universidad, todavía existía el servicio militar obligatorio (eran 9 meses) e iba librando de la "mili" al solicitar prorrogas de estudio. Pero como tenía 5 o 6 dioptrías en los dos ojos, entre miopía y astigmatismo, decidí acudir acompañado de mi padre a un Hospital Militar ubicado en la capital de una provincia a unos 135 Km de donde yo residía de forma habitual.
Entro con mi padre en la sala de espera para que me atiendan, y me encuentro con un padre y su hijo delante. Nos saludamos cordialmente. Casualidades de la vida, entra un chico con su padre que vivía en la misma ciudad que yo, y al que conocía por ser amigo de otra persona con la que yo andaba en mi juventud (ahora ya no).
Todos estábamos sentados, menos el padre de último chaval, paseaba de un lado a otro, su rostro reflejaba clasismo y prepotencia a raudales. En un momento dado, observa a través del marco de la puerta, como por el pasillo pasa un hombre con bata blanca. Él le agarra y le muestra una cartera con su documentación. Inmediatamente, el último chico que entró y que tenía a dos personas antes, pasó por delante de nosotros.
Los rostros de nuestros padres eran todo un poema: Bueno, ¡Qué se le va a hacer!...sintiendo vergüenza por no ser tan "importantes" como el otro padre que pasó a su hijo por encima nuestra como un camión. Yo me preguntaba: ¿Qué se le pasa por la cabeza a un hombre para saltarse una cola de espera cuando solamente tiene 2 personas por delante? Si es por motivos laborales, tengo que decir que los 135 Km de ida y los 135 Km de vuelta le habían hecho perder toda la mañana o mas tiempo. Muchos padres trabajan con un horario fijo, en ocasiones pueden solicitar permisos de trabajo, para situaciones como ésta.
Salí indignado de aquel Hospital Militar y no por la espera; pues no nos hicieron esperar horas y horas, nos atendieron pronto. Sin embargo, por el camino de vuelta reflexioné sobre esta desagradable anécdota de poca importancia. Ante mis ojos, la imagen del ejército español había quedado por los suelos. Mi familia y yo, no tenemos vínculos con el mundo castrense. Pero me imaginé que esto no era ni el 0,001% de favoritismos y perradas que sucedían en ese ambiente. No era difícil constatar, que para el sistema, la mayoría de nosotros, no solo somos carne de cañón en un hipotético conflicto bélico como puede ser una Guerra entre Rusia y Ucrania, si no que además, ese sistema tiene el poder para obligar a alguien a desplazarse 135 Km en la ida y 135 Km en la vuelta y restregarle en la cara que es un ciudadano de segunda clase.
Que ese sistema, tiene el poder de cachondearse y decirme a mí como a cualquier otro en mi situación, que no me eximían del servicio militar por problemas de vista; pues tenía que tener un total de 8 dioptrías (habían subido el listón). Los que tengan bastante miopía o astigmatismo, sabrán tan bien como yo, que las personas con una miopía y astigmatismo considerable, sin gafas o lentillas, vemos mal de lejos o doble, que no acertaríamos un blanco con un fúsil de asalto ni a 10 metros, mas que de casualidad. Lo que en la práctica nos inhabilita para luchar con armas contra un enemigo. Sin contar otro inconveniente que muchas veces se pasa por alto y que se puede apreciar en reportajes, documentales o películas: Esto es el barro y polvo que muchas veces, ensucia las botas, uniforme o rostro. Disparar con unas gafas sucias no es eficaz y decirle al enemigo: "Oiga espere, para unos minutos, que voy a limpiar los cristales de las gafas con un spray y una balleta y después continuamos el tiroteo", tampoco es una opción. El tema de la rotura de las gafas durante un combate es otro inconveniente.
Más tarde, me encontré a la persona que era amigo del trato preferente a la hora de saltarse la cola de espera y descubrí el misterio. Me comentó que su padre era médico militar, que posiblemente, el documento acreditase su condición. Ante mi mosqueo evidente, Su "amigo" me cortó en seco y me dijo: "¡Tú harías lo mismo!". Aquella respuesta me dejó perplejo.
El perfil de estas 2 personas respondían a militantes y votantes del PP, de una ideología más bien "facha" y eran unos clasistas de tomo y lomo. No sé si ahora votarán a VOX, no me extrañaría pero hace muchísimos años que perdí el contacto. En definitiva, representan lo que muchos denominan "patriotas de pulserita" pero mostrarían poca o nula predisposición a jugarse la vida en una trinchera por España.
Posteriormente, quien le defendió tuvo un problema en una discoteca con un camarero, el segurata le abrió la cabeza, y su "amigo" que había sido testigo presencial de los hechos, mintió durante el juicio por agresión; porque los amigos del camarero le habían amenazado con darle una paliza con anterioridad para proteger a su amigo y optó por anteponer su seguridad personal antes que decir la verdad en el juicio y mantener la "amistad" entre ambos. Al agredido, nunca me atreví a decirle ni tan siquiera de forma sarcástica: "Tú harías lo mismo"...pero yo lo conocía lo suficiente para saber que él haría lo mismo, por mucho que se metiese con él después de aquello, reprochando su bajeza moral y cobardía... y tarde o temprano, cuando yo tuve problemas gordos con cierta gente, él no solamente me dejó tirado sino que tuvo la vileza de juntarse con los que me causaban problemas porque tenían mas poder, más fuerza y más dinero, no por amistad. La vida es así y vivo mejor sin personas como ellas.
Casos así, no solamente suceden en España, también sucede en otros países. Por citar un ejemplo reciente, en Ucrania o en la Federación Rusa, existen personas que al ser llamadas a filas, se han visto obligadas a pagar una fuerte suma de dinero al mes para librarse de ir al frente o simplemente se han librado por ser hijos de peces gordos y vivir en el extranjero. Sobre todo en el bando ucraniano, que es el que tiene una necesidad mas acuciante de cubrir las bajas con nuevos reclutas.
La noticia la pueden leer aquí: www.meneame.net/story/asi-rescataron-hija-militar-amigo-responsable-em