El tipo que construyó un arpa climática en 1790

Sigo tirando de apuntes viejos para pasar el rato y que lo pasemos juntos. A mí me gusta escribir estas cosas, y parece que a vosotros, a unos cuantos, les entretiene leerlas, así que sigamos hoy el abate Gattoni.

Por aquí he encontrado un enlace sobre un laboratorio milanés que lleva su nombre, pero no tengo mucho más, al menos en español. En Wikipedia, su entrada está unicamente en italiano, y creo que el hombre se merece bastante más.

La mayor curiosidad, para mí, es cómo llegué a conocer a semejante individuo en los tiempos en los que internet no existía: fue a través de un extraño libro del alemán E.T.A. Hoffman, Las opiniones del gato Murr sobre la vida, un libro que os recomiendo a todos encarecidamente y que vale la pena buscar.

En ese libro, y con gran asombro, se dice que el abate Gattoni, de Milán, mandó tender de una torre a otra quince cuerdas de metal, afinándolas de tal suerte que daban la escala diatónica. Y así, según los cambios atmosféricos estas cuerdas sonaban más fuertes o más débiles. Toda la ciudad y toda la Europa del siglo XVIII llamó a este instrumento la gran arpa del tiempo.

Amigos, mi admiración por esta clase de personas no tiene límites. Estudioso, curioso, generoso aportador de su dinero en mecenazgo de experimentos (fue el mecenas de Volta), divulgador de la ciencia y del espíritu preguntón... Aunque su nombre sea una rareza en el recuerdo de todos. Por cierto, y esto es añadido: la Espasa también lo menciona.

Para mí, insisto, estos son los seres humanos que me hacen sentir toda la empatía. Quizás porque siempre he amado más a los que piensan que a los que sufren, pero cada vez que lo digo se arma un follón.

Ojalá alguien construya de nuevo su arpa del tiempo,. No debe de ser muy caro y sería un bonito homenaje a los orígenes de la Ciencia.