Esta historia me cayó cerca en un pueblo de Zamora. No es una historia de bar: es comnpletamente real y tiene menos de 72 horas. Os la cuento para que veais como estamos.
Pareja de ancianos. él tiene ochenta y pico y ella ochenta. Se valen. Se arreglan más o menos por sí mismos, o se arreglaban hasta que ella fue diagnosticada con un principio del Alzheimer. Son ambos de aquella gente que se echaba encima lo que tocara, así que, con un encogimiento de hombros, y echando un ojo a la cartilla bancaria, decidieron que lo apropiado era contratar a una persona que los ayudara. Las cuentas cuadraban más o menos, había una persona conocida y de confianza dispuesta a hacer el trabajo, y hasta habían llegado a un acuerdo económico y de horario. Vale. Pues bien.
El paisano llama por teléfono a una gestoría conocida y dice que les da sus datos, como empleador, y los de la chica, como empleada, para que le hagan el correspondiente contrato de trabajo. Todo clarito, en orden, y sin marrullerías. Le dicen que sin problema, que tendrá que mandar los diocunentos por correo postal o por email, y sin problemas. Si hace falta hacer algo por email, se lo hace la secretaria del Ayuntamiento, que es más maja que un sol y ayuda a diario a todos los viejos. Tres hurras por la secretaria, por cierto, porque la conozco y sé que se apunta a un bombardeo con tal de ayudar a los abuelos del pueblo (85% de la población).
Los papeles se hacen y se envían, pero a los dos días llama la gestoría para decir que no es posible hacer el contrato, proque para dar de alta al empleador es necesario que este tenga certificado electrónico. El viejo en cuestión, por supuesto, no tiene certificado electrónico, ni manera de obtenerlo. Tendría que conseguir la cita previa telefónica, que es jodido con la sordera, y luego desplazarse unos 70 Km a la oficina de la Agencia Tributaria más cercana. Allí lo solicitaría presencialmente y se lo darían en el acto, con mucha suerte, o le dirían que tenía que volver otro día a recogerlo. Pero el caso es que el viejo en cuestión ya no conduce. Y el caso es que sin certificado electrónico no podría contratar a la chica que necesitan para que los ayude.
¿Cómo hace? Lo que le aconseja todo el mundo es que pague a la chica en negro, y a tomar por el culo. Es del pueblo, es conocida y no se va a enterar ni Cristo.
Pero el paisano este no se resigna y llama a la Agencia Tributaria.
No, no se puede hacer a distancia el certificado electrónico.
Llama a la Segurtidad Social y le dicen que no, que sin certificado electrónico no pueden darlo de alta como empleador.
¿Y qué hacemos ahora?
Yo me enteré de esto ofreciendio una solución. De momento me la callo. No por nada, sino por ver si alguno de vosotros, sin que os influya u os dirija, se os ocurre una mejor.
Gracias.
Nota: Hay otro usuario de Menéame que ha participado en esta historia. Saludos @maskirovka. Hablamos de un pueblo de Zamora, Castilla Y León, en la comarca de Rionegro.