Alguien dijo que las "víctimas son los héroes de nuestro tiempo" y quizá la exigencia por parte de algunos de pedir "perdón" a otros tenga algo que ver con esta nueva mentalidad de lo políticamente correcto llevado a límites irracionales. Lo contrario está mal visto y hasta queda feo. Lo que queda a la víctimas, es hacer de la injusticia un trendic topic viral para que un presidente de gobierno delegue en su secretaria y te escriba una carta para hacer ver que él , que también forma parte de una comunidad de seres de luz, baluarte de la moral, y que el sistema se encargará de hacer justicia.
Lo mainstream ahora mismo es atacar al machismo rancio y opresor, el bullying, reinvidicar la memoria histórica cambiando los restos del cadáver de algún fascista acusado de genocidio. ETA está más viva que nunca, no lo digo yo, lo dice Ayuso. Tenemos circo para rato con esto de pedir perdón. ¿Qué pasó después que EH Bildu pidiese perdón por lo que hizo ETA? Los que antes exigían que pidieran perdón, ya no lo aceptan. Los de EH Bildu son "insínceros" como diría Pocholo. Sin embargo, yo prefiero la honestidad primitiva de Rafael Vera, sabedor que no va a acabar en prisión por apología del terrorismo como el rapero Pablo Hásel. Hago un breve resumen de las declaraciones del ex secretario de estado del PSOE: arrepentimiento ninguno, reinvidicación de la lucha armada de Los GAL (Ellos mataban, nosotros nos defendíamos), quejas de que se podía haber hecho más y mejor. La envidia de cómo actúan otros países que se autoproclaman más democráticos que nosotros, solo le faltó decir que al torturador Billy el Niño no le hubiesen quitado las medallas.
En ocasiones, los que piden perdón, ni siquiera han tenido que ver con los verdugos de sus víctimas. Como es el caso de los reyes Felipe VI y Letizia, cuando el primer acto público que organizaron, para hacer ver que su monarquía era moderna chachi piruli y guay en comparación con la de sus antecesores, fue pedir perdón a una representación de homosexuales y lesbianas por la persecución que sufrieron en el pasado en España. Eso sí, un perdón con luz y taquígrafos, como no podía ser de otra manera.
Está bien perdonarse a si mismo, yo lo hago todos los días. Pedir perdón por tropezar con alguien por la calle, me parece lógico. Lo que me parece completamente anormal es pedir perdón por actuar de mala fe durante décadas. Aunque esa actuación de mala fe sea justificable y tenga sus partidarios y sea condenable y tenga sus detractores.
El perdón es una herramienta de castración social en manos de un sistema que frena cualquier conato de rebelión popular o individual. Las alternativas políticas nihilistas del 15M y El Procés han demostrado que el estado de las cosas no cambia. Que estás flipando si te crees que se cambia algo votando y manifestándose de vez en cuando.
El perdón de algunos es una muestra de debilidad, de derrota o de la creencia de quedar bien ante los demás, el perdón de otros es una muestra de su hipocresía, cinismo y de una magnanimidad que no es tal.
Hace falta menos perdón y más justicia.