Hace 5 años | Por Samu__
Publicado hace 5 años por Samu__

Comentarios

PasaPollo

Muy interesante, #0. Me pasa una cosa curiosa con tus artículos: no siempre estoy de acuerdo con ellos pero siempre los meneo porque invariablemente los veo bien argumentados y entretenidos.

He de decir con respecto a lo que dices, que lo comparto pero a medias. Me he criado en una granja, y sigo yendo los fines de semana a ayudar a mi familia, así que he visto la dureza del matar para vivir. Con diez añitos maté a mi primer cerdo (nunca olvidaré cómo notaba en el mango del cuchillo las palpitaciones del corazón, recorriendo mi brazo hasta mi pecho). Ayudo tirando de la cuerda a parir a las vacas y asisto al veterinario cuando hay que hacer cesáreas. Suelo decapitar a las gallinas, pero, sin embargo, soy incapaz de matar conejos. Cuando vino un matarife a matar a un carnero y vi que lo había colgado atravesándole un pincho por el tendón del talón y el cordero seguía vivo, monté (montamos todos en casa) en una cólera que nos hizo matarlo en persona y despedir a ese matarife.

Algunos de mis amigos de la aldea trabajan en un matadero grande que hay por la zona. Y pasa una cosa curiosa: son muchos los que se niegan a comer los animales que ellos matan. Les parece repugnante.

Yo mismo, a pesar de ver eso y ser yo matarife ocasional, soy enormemente sensible al sufrimiento animal. Cuando alguna de las vacas abre (imagínate un espagat, dislocándose las dos piernas) me entran náuseas. Me rompe el corazón ver a un perro atado durante días, el cadáver de un animal espachurrado en la carretera me revuelve el estómago y recordaré siempre los días que me pasé llorando cuando a uno de mis cachorritos lo aplastó sin querer una rueda del tractor. Recuerdo además lo mal que me sentí porque hacía poco que había muerto mi abuelo y a él lo había llorado menos.

Lo que quiero decir es que ver esas cosas no necesariamente "insensibilizan", sino que fomentan la comprensión. Todas esas vivencias no me han hecho más duro, sino más comprensivo. Me siguen causando la misma repugnancia (cuando matamos el cerdo, siempre me meto dentro de casa porque me cuesta ver el momento de la muerte en sí, aunque luego una vez muerto no tengo problema en descuartizar y eviscerar).

Así que como matiz a lo que expones, y con lo que coincido, es que las vivencias duras no han necesariamente de insensibilizar o endurecer, sino aceptar lo jodido y cruel que es y hacerlo de todas formas porque es necesario. Creo que ese es el objetivo.

No tengo hijos, pero de ser tú, me alegraría que tus hijas fuesen tan sensibles como para emocionarse al ver eso. Creo que el mensaje es: sí, es jodido, es asqueroso y es una mierda, pero es la vida. Y estoy orgulloso de que os afecte, porque eso demuestra que sois empáticas; ahora os toca ser fuertes y aceptarlo aunque os duela.

No sé si he explicado bien la sutil diferencia entre "Endurecerte para que no te duela" y "Endurecerte para que, aunque te duela, aceptarlo".

Samu__

#1 Gracias por el comentario. Y me alegra que te interesen mis artículos :). En realidad lo que escribo por aquí (y en mi blog) tiene la intención principal de hacer reflexionar al lector, más que pretender defender formalmente ninguna tesis. En realidad es bastante ridículo pretender convencer a nadie de gran cosa a partir de sólo unos pocos párrafos. En cualquier caso si lo que escribo entretiene y estimula me doy más que por satisfecho.

champunes

#1 Estoy super de acuerdo con tu comentario. Yo no he vivido largas temporadas en la zona rural, pero sí que he vivido lo que es una matanza en el pueblo de mi padre, le he visto matar varios animales de corral e incluso yo con 10 años maté a mi primer conejo. Y destripar y limpiar comida lo he hecho mucho con mi abuela.

Me sigue cogiendo un pellizco en el estómago ver sufrir animales, es lo que tiene la empatía. Lo que sí que he notado que me han ayudado éstas vivencias es a tener un respeto por el mundo rural y la comida y otros productos que proceden de los animales muy grande. Intento en lo posible no desperdiciar comida, y en que la ropa u otros productos procedentes de animales (cuero no uso, pero cosas de lana si) me duren mucho tiempo y mantenerlos cuidados.