Moral Futura

El acusado tiene acoplado el casco y las gruesas gafas. Está reclinado y atado en el asiento donde no importa la comodidad. La máquina va a ser una con la carne. Se enciende, zumba y comienza la simulación.

Pasan los días y el grupo de investigación evalúa qué caminos escoge dentro del juego:

─ Su primera decisión es optar por el camino neutral, señor.

El encargado del proyecto no responde. Permanece pensativo desde que llegó el acusado; pues bien lo conoce, bien sabe que en parte esa prueba la merece. Le es imposible salir del trance de la preocupación.

Días después, pide el informe con la evolución del sujeto:

─ Veamos... Ha continuado por los caminos neutrales... ─Su rostro, junto a la mano que con el índice repasa sobre la pantalla del informe, se detienen─. Compruebo que ya ha completado en una ocasión el camino genocida.

─ Así es, señor. Sin dominar del todo el idioma, ha logrado y optado por esa vía.

─ Es pronto para saber. Aún es pronto ─desea.

Según el informe, en el juego-simulación en cuestión, al acusado se le había facilitado diccionarios para entender el idioma del juego. La incultura no es delito, pero no puede evitar tener la sensación de que igualmente se castiga de un modo soterrado. Por otro lado, al acusado se le ha facilitado acceso a vídeos donde se teoriza y se explica la filosofía del juego.

Pronto para saber.

En los siguientes días, el informe continua ocupando más espacio en la memoria.

─Señor, lleva su primer año de simulación.

En un principio no responde. Levanta y pelea con el peso de su ánimo antes de preguntar por los caminos a los que ha optado esta vez:

─ Ha logrado una vez el camino pacifista. Aunque temo que lo hizo por aburrimiento, por variar. Quizás curiosidad.

─ ¿Y de los demás caminos?

Silencio. Mejor comprobarlo en el informe. Según se indica, lleva quince caminos neutrales y cinco genocidas...

Retuerce el labio.

─ ¿Estáis ofreciendo más vídeos sobre la filosofía y profundidad de la historia de este juego?

─ Así es, señor.

─ ¿Pero ve los vídeos acaso?

─Sí. Y los escucha atentamente...

Aparentemente.

Cierra los ojos para ponerse en la situación del acusado, del que en parte conoce y teme a sus reacciones.

Los siguientes días, el acusado lleva cinco caminos pacifistas, veinte neutrales y treinta y cinco genocidas.

No siente bien el ánimo de nadie.

─ Lleva cinco años de simulación.

Resopla antes de realizar el veredicto. Habla a la propia máquina, a ese amasijo pulcro de circuitos, lógica y carne apresada, casi prensada:

─ Analizando... ─inició la máquina─. La recomendación es...

Ejecutar.

Vuelve a expulsar aire. En el ambiente se palpa la prolongación.

─ Obedeced a la IA.

Al día siguiente el asiento reluce vacío. Los cierres esperan por el siguiente, cuyos pasos comienzan a percibirse.