"La finalidad de la OTAN es garantizar la libertad y la seguridad de sus países miembros por medios políticos y militares."
La naturaleza es un medio hostil y el mundo un lugar peligroso. No para todos igual, por supuesto. Y la seguridad es clave si nos atenemos a la prirámide de Maslow. Se suele decir que "lo primero es la salud" pero eso es porque la seguridad es tan fundamental que se da por sentada. No hay nada más importante porque, para todo lo demás, hay que estar vivo, todo lo demás viene después. Y de eso trata en parte la seguridad, hasta el punto de que garantizar y seguridad son términos prácticamente redundantes. Por lo tanto el qué está muy claro, el cómo ya es harina de otro costal. Pero además esa es la finalidad declarada que puede coincidir con la real o no.
Porque cualquier observador despistado que sólo tenga en consideración los hechos y no las declaraciones de magníficas intenciones tal vez nos diera otra definición:
"La finalidad de la OTAN es perpetuar el incremento de la opulencia impune de sus élites extractivas mediante el control mundial y el sometimiento de la población"
Vean sino la estructuras sociales de sus países miembros y la expansión de tal alianza en las últimas décadas.
El tan cacareado nuevo orden mundial ya está aquí desde hace un buen rato.
Practican el sometimiento, pero les encanta hablar de libertad. Y así su prensa libre ha desestabilizado naciones a lo largo y ancho del globo para brindarnos su libertad, la de su enriquecimiento sin límite y un sistema pólitico, económico y legal cuyo único objetivo es perpetuar la consecución de sus intereses y en el que las consideraciones éticas sólo tienen cabida real en la declaraciones. El reino de la hipocresía.
Pero las buenas noticias no acaban aquí, del otro lado que nadie espere hallar nada mucho mejor. Caudillos locales, a veces casi jefes tribales, alguna incipiente democracia ilusa, alguna casi inexpliclabe revolución que haya prosperado y que ve como el imperio de la libertad llama a sus puertas con el ariete de la prensa libre mientras mantiene el sitio y no tardarán en rendir la plaza.
Porque la forma de dictadura del capital es la democracia de hoy. Y aún así no es la peor forma de dictadura posible, pero hay un hedor aún peor que el del autoritarismo y es el de la hipocresía. Con un régimen autoritario, por lo general y por desagradable que sea, sabes exactamente a qué atenerte. En otros casos, como en la corte de un rey loco, es una rifa esperpéntica y donde muchas veces dispones de unos derechos sólo mientras no los ejerces o tan sólo existen en el papel.
Marx pensó que la democracia conduciría a una dictadura muy distinta, la del proletariado. Sigo pensando que su análisis a la postre se demostrará correcto pero lo que cae ya fuera del cálculo son los plazos. El desarrollo de los medios de comunicación permite un control de las masas que está probando ser en muchos casos tremendamente efectivo. De alguna manera vivimos en la guerra de los mundos de Orson Welles, en ese tipo de experimento, ya bien contrastado.
La coyuntura presente pone de manifiesto la grave disonancia entre la declaración de intenciones y los actos, y por sus actos los conoceréis, ponía en alguna parte. Porque si realmente la OTAN quisiera garantizar la seguridad están siendo bastante torpes. Y un mal día lo tiene cualquiera pero es que no han tenido un día bueno. Sin embargo en téminos de control mundial, hay que ser franco, no les va nada mal.
El motivo de que esa disonancia chirríe ahora más que nunca es que asesinar y robar a un jefe tribal, que probablemente ha llegado hasta ahí robando y asesinando, no es un asunto al final de gran calado, aunque sí que borra de un plumazo cualquier pretensión de superioridad moral. Pero no es nada comparado con entrar en el terreno de la disuasión nuclear.
Según la doctrina M.A.D. en la práctica es como si tal disuasión no existiera, pero eso es bajo condición de que la propia existencia no se vea amenazada. Nadie con una preocupación prioritaria en la seguridad insinuaría siquiera tal cosa. Pero es que nadie sensato aún obsesionado con el control mundial asumiría tal riesgo. Aunque probablemente nadie sensato persiguiría el control mundial, desde un buen principio, y desde luego es una finalidad completamente opuesta a la seguridad en un escenario de disuasión nuclear.
Llegados a lo cual, una vez repartido el mundo entre las potencias nucleares, veremos si la raza humana puede aspirar a alguna otra paz que la de los cementerios. Y no queda ya nada por repartir, las reglas del juego que quedan bajo el paradigma bélico actual son sencillas:
Sin desencadenar el uso de su asernal, por lo general:
- No se puede desarmar a una potencia nuclear.
- Una potencia nuclear no puede perder una guerra total.
Partiendo de estos dos pequeños axiomas, ¿qué creen que puede pasar si dos potencias nucleares se enfrentan entre sí? ¿Acaso van a jugar entre ellas a intentar hervirse como ranas? Porque como idea es interesante pero no apostaría por que el bicho no acabe saltando de la cazuela.
¿Qué es lo que sucede cuando una fuerza imparable encuentra un obstáculo inamovible? Y otra pregunta filosófica aún más oportuna, ¿hace ruido un árbol al caer si no hay nadie para oírlo?
Tal vez sea un buen momento para replantearse la finalidad de la OTAN.