Los bribones y los simples. Uno, de la parte del bribón

El psicoanalista Jacques Lacan decía que el pensamiento político de las derechas y el de las izquierdas tiende a parecerse, respectivamente a dos caracteres típicos del teatro isabelino inglés, el bribón y el tonto. Knave and Fool. El knave, el bribón, el tahur, era un personaje habitual en las comedias que gustaba de engañar y estafar a cualquiera tan pardillo como para confiar un instante en su palabra, mientras que el fool era un simple presto a ser víctima de bribones, o simplemente, en ausencia de estos, víctima de su propia estupidez, tontería o cortedad, sin poder acusar a nadie de las consecuencias de su estulticia. Estos dos arquetipos se pueden encontrar tanto en la literatura clásica romana como en el teatro español del siglo de oro. 

Si se reflexiona un poco, se verá que este patrón, que el pensamiento de izquierdas tiende, en muchos campos hacia la bobería y el de derechas a la trampa y el engaño calculado es una corriente subterránea general, independiente en cierta medida del tema de discusión.

Un buen ejemplo es el asunto de la inmigración.

Ya sabemos la mala noticia de las últimas elecciones, el crecimiento de Vox, un partido de ultraderecha donde se mezclan elementos económicos neoliberales, moral ultracatólica, y reivindicación de rasgos culturales que se identifican con lo español y que tienen más que ver con la lectura particular que hizo el franquismo de lo español. Por dar una pincelada de la distorsión que hace esta gente de lo que es la cultura española, la tauromaquia fue siempre una espectáculo muy controvertido, hasta el extremo de que estuvo prohibida por varios monarcas en algunos periodos históricos. Carlos III, el mejor borbón que nos cayó en suerte, fué uno de los gobernantes que así lo hizo, y de forma radical.

El debate sobre la inmigración en España está bosquejado, ni siquiera dibujado apenas, en términos morales desde la izquierda. Desde la derecha o se acalla o ( y esta es la aportación de Vox) se ficciona. Apenas se ve más adelante: reacciones viscerales, binarias, juicios morales de bondad o maldad, todo o nada. Racismo o buenismo. La postura que se espera si te declaras progresista es que la aceptes sin más, en todas sus manifestaciones. Si eres conservador, hasta ahora no era un problema de primer orden, (el PP ha mantenido tradicionalmente un silencio bastante significativo) hasta que ha llegado Vox y ha desplegado un relato de terror de bandadas de violadores africanos, MENAS atracando a madres burguesas, de mezquitas proliferando como champiñones en los barrios.

Para comenzar a despejar el terreno: Vox mezcla interesadamente refugio político con inmigración económica… curiosamente , nunca mencionan el origen principal de la inmigración, Hispanoamérica.

Vayamos a los datos. En España habia en 2018, según el Insituto Nacional de Estadística, 4.700.000 extranjeros. Sin embargo esta cifra es engañosa, en primer lugar porque no constan las personas en situación irregular, difícil de medir, en segundo lugar , porque no se recogen las nacionalizaciones de inmigrantes. Esta cifra supera el millón de nacionalizados en el periodo 2009-2018, con un 70 por ciento aproximadamente de nacionalizados procedentes de Latinoamérica, por lo que no es irrazonable manejar una cifra de unos seis millones de personas nacidas fuera de España en nuestro pais a finales del pasado año.. 

Sin embargo , el discurso sobre la inmigración de Vox es un discurso de bribones, conscientemente tramposo. Su alarma sobre el peligro de los MENAs o los refugiados no tiene apenas que ver con la realidad. La cifra de personas que han recibido asilo pòr razones políticas según la CEAR (Comisión Española de ayuda al Refugiado) en el año 2017, año en el que se alcanzó el máximo histórico debido a la conjunción de una fuerte demanda de protección por parte ciudadanos sirios y venezolanos fue de 4700 solicitantes. De estas, el estatuto de refugiado se concedió a menos de 600 personas. 

Tomemos los datos de incremento de población extranjera de 2017 a 2018: 162.000 personas. Eso significa que el número de personas que empezaron a residir en España a principios de 2018 con permisos de residencia derivados de persecuciones de tipo político o religioso representan menos del 3 por ciento del flujo de nuevos extranjeros en nuestro país.

Otro dato: El número de MENAs en todas las comunidades este año es de unos 12000, un 0,23 por ciento del total de extranjeros. Andalucia, el número de MENAs implicados en algún tipo de delito desde 2015 es inferior al 0,52 por ciento de todos los tutelados. Es fácil concluir que si hay un problema inmigratorio ahora, o en el inmediato futuro , no será el originado por dar refugio a personas que huyen de persecución, o por acoger a algunos menores en centros tutelados.

El discurso de Vox sobre el asunto es un extrapolación burda del de la ultraderecha francesa, el Frente Nacional . El problema es que las realidades de la inmigración en España y Francia se parecen bastante poco. Ni por el origen de los inmigrantes, ni por su número ni por su impacto en la sociedad receptora. Aquí no hay enormes barriadas de población marginal de imposible asimilación.

 Por eso, cuando el discurso de Vox incide en la invasión musulmana, los peligros de orden público y la ola de subsaharianos en nuestras calles construye una ficción que poco tiene que ver con lo que hay .Se inventa, ficciona y lo saben, un buen bribón no deja que el prurito de decir verdad le estropee las ganancias. Y Vox ha hecho negocio con la inmigración, pero no porque la describa en sus términos reales, si no porque simplemente, su falta de escrúpulos le permite romper un tabú nacional y se atreve a situar explícitamente este tema como problemático.

A la izquierda, con razón, le escandaliza este relato sobre la inmigración de Vox, por mentiroso. Y porque la ultraderecha lo emplea para cuestionar un consenso básico, el carácter imperativo,categórico, universal de los derechos humanos: los MENAS, los refugiados no nos deben importar, porque nos invaden. Acortando el mensaje quedaría así: los DDHH no nos deben importar.Ya lo ha dicho un diputado de Vox, España debería salirse del convenio internacional de derechos humanos de la infancia. Este es el mensaje terrible que se esconde detrás de este trile del bribón. 

Pero si millones de españoles les han votado tocados por su preocupación por la inmigración, les hacen el juego electoral y amenazan estos consensos es porque , repito, en algo se han sentido concernidos.

Seguiremos.