Hace 4 años | Por --606010--
Publicado hace 4 años por --606010--

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Techzisen

Es que es difícil hablar de Adorno porque es difícil leer a Adorno. Utilizé sus Consignas y su Minima Moralia como una especie de gimnasia mental hace años, y dejó poso; pero no sabría muy bien señalar cuál ni dónde. A menudo tenía la sensación de estar leyendo Poesía en vez de Filosofía, por la complejidad y el peculiar vocabulario que acostumbraba a emplear. Entre el oscurantismo de Hegel y la moralina a lo Montaigne, un Heidegger sin metafísica cabalgando a lomos de Nietzsche, tratando siempre los objetos de forma tangencial o indirecta, y empleando continuamente verbos y expresiones casi exclusivas del ámbito académico filosófico, desde luego no es una lectura para todos los gustos y capacidades. Se le considera un neo-Marxista hoy en día, pero en sus tiempos fue tachado de elitista.
Desde su desprecio al jazz y la música popular en general, en favor de la dodecafonía (movimiento musical que desarrolló su amigo Schoenberg, siendo Adorno su "crítico favorito"), hasta la inaccesibilidad de sus textos a los miembros del proletariado, debido a que es necesaria una sólida base cultural y lingüística para leerlos, tanto Adorno como Walter Benjamin han pasado a ser los iconos del nuevo marxismo a los que casi nadie lee, y, de los pocos que los leen, sólo un pequeño porcentaje los entiende, suponiendo que haya algo que entender. Los "Sueños" de Walter Benjamin, por ejemplo, son un paraíso para cualquier psicoanalista, pero un libro bastante superfluo desde un punto de vista filosófico. Adorno dejó una profunda huella en el ambiente académico de izquierdas de su generación, y persiste su influencia en él de manera ubicua, pero en mi opinión sólo han previvido los aspectos más superficiales de su pensamiento. Ya rara vez se critica la Razón Instrumental, principal némesis de Adorno, cuya crítica, junto con Horkheimer, en "Dialéctica de la Ilustración", es quizá su aportación más importante a la Historia de la Filosofía, pero claro está, ¿Cómo criticar la Razón Instrumental desde instituciones que dependen de ella; y cuya finalidad es la incorporación de sus miembros a la maquinaria ilustrada?
Adorno soñaba con un ideal de ser humano en el cual se juntaran la ternura y la dulzura de espíritu con una absoluta supresión de los instintos violentos y tribales, influenciado en esto (más bien horrorizado) por el ambiente político y social de la Alemania de su juventud, en la cual las palizas gratuitas a judíos o comunistas estaban incluso bien vistas por la población; y creo que no estaría muy disgustado con la juventud media que habita actualmente los países occidentales, si no fuese por la mierda de música que escuchan. El asunto de la música es central en el pensamiento de Adorno, y, aunque sea falso, el mito de que era él quien escribía las letras de las canciones de los Beatles no es del todo descabellado. A veces iba demasiado lejos, tanto como para negar la posibilidad de escribir poesía después de Auschwitz, pero en general, lo que emana de sus textos, son las ideas brillantes de un burgués que recibió una educación exquisita, y cuya sensibilidad y bondad naturales le llevaron al ejercicio de la crítica social y cultural de su época desde una perspectiva marxista casi utópica. Adorno era buena gente, pero el abismo cultural que existía entre él y aquellos a los que intentaba ayudar y salvar fuese quizá su mayor problema, y la causa de que fuera percibido como un elitista.
Yo también le debo gratitud, pero hace años que dejé de pasear por Fráncfort y mudé a Viena (metafóricamente). Wittgenstein, y la Filosofía Analítica en general, me parecen superiores, principalmente por su rigor lógico y lingüístico, pero eso es asunto para otro comentario. Gracias por sacar a Adorno a coalición. Está a la sombra de muchos de los rasgos culturales que ha ido adquiriendo Occidente en las últimas décadas, y su influencia a través del Instituo de Investigación Social no debe ser infravalorada. Adorno fue un azote dialéctico al fascismo, pero irónicamente sólo accesible a una minoría ilustrada. Esa misma minoría ilustrada que ejerce el fascismo, de manera maquiavélica, cuando lo cree conveniente para alcanzar sus propios fines. Curiosamente la sede del BCE está en Fráncfort, y la ciudad es en cierto modo considerada capital económica de Europa. No sé si lo que he escrito resulta medianamente aceptable, pero ahí queda. Reitero que no es fácil hablar de Adorno.