Desde su cátedra de la cárcel de Reading, Oscar Wilde nos enseñó que todos los hombres matan lo que aman; a veces, lo hacen mediante un circunloquio, para que su crimen sea más demoradamente cruel y la víctima sienta un dolor más pujante que la mera extinción física. El asesinato de Rocío Wanninkhof, que en estos días abarrota las crónicas de sucesos, reúne los requisitos de ensañamiento y fría premeditación que reclama el horror. También ese abominable regodeo que la maldad experimenta ante el exterminio de la belleza. La joven Rocío Wanninkhof, a juzgar por los retratos divulgados por la Prensa, era una muchacha de belleza infrecuente, esbelta como el agua, fúlgida como el oro, de facciones que podrían haber celebrado los poetas y figura que reclamaba el homenaje del mármol. El asesinato de la belleza resulta siempre más perturbador que el asesinato a secas, porque en cierto modo es un agravio a la armonía del mundo, una negación obscena de la claridad que rige el orden de la naturaleza. Asesinar la belleza constituye una vindicación del caos y de las tinieblas.
La mujer que, según apuntan las indagaciones policiales, eligió como víctima de su crueldad a Rocío Wanninkhof lo hizo con el propósito de matar en vida a quien más amaba, que era la madre de la muchacha. Y lo hizo borrando el aliento de la belleza, que era algo que su amor estéril jamás podría incorporar al mundo. Al asesinar a Rocío Wanninkhof, esa mujer estaba excluyendo la posibilidad de un amor distinto al suyo, un amor que fuese fecundo y perdurara en otra carne. La asesina de Rocío Wanninkhof viviría su amor estéril con esa obcecación de quienes aman sin esperanza, y la presencia jovial de tanta belleza encarnada en el cuerpo de una adolescente la mortificaba como un ultraje. Ella jamás podría regalarle a la mujer amada una prueba tan acendradamente hermosa de su amor, y creyó que asesinando a Rocío iba a lograr imponer su pasión enferma y ofuscada a la realidad. En las crónicas de sucesos se alude elípticamente a un «móvil pasional» más o menos turbio, pero en ese móvil convive un cenagal de pasiones tumultuosas en el que, quizás, la más atroz y obturada sea el despecho de quien mata a la persona que la rechaza matando el testimonio de belleza que esa persona ha dejado en el mundo. Esta perversión del amor que se sabe incapaz de competir con la belleza y asesina para recuperar sus privilegios, envuelve la muerte de Rocío Wanninkhof en un sudario de sórdida tragedia que conmueve y repugna a partes iguales, porque abre a nuestros pies ese abismo de locura a que puede conducirnos un amor estéril.
La palabra que menciona ese amor estéril no ha sido aún pronunciada, en parte por respeto a la madre doliente, pero también por ese remilgo tan contemporáneo que se resiste a reconocer los peligros de degradación que encierran ciertas variantes del amor. Rocío Wanninkhof murió por culpa de un amor degradado (y uso el adjetivo en su pura acepción etimológica); un amor que jamás podría haber rendido un fruto tan sencillamente hermoso como esa muchacha que nos sonríe desde ultratumba. La mera existencia de Rocío Wanninkhof era un agravio insoportable para la mujer que la mató, y también un recordatorio pertinaz que le mostraba la naturaleza degradada de su amor, incapaz de perpetuarse en otro ser. Al destruir tanta belleza, la asesina de Rocío Wanninkhof se hacía la ilusión de que su amor era perfecto y condenaba a la madre doliente a conformarse con ese amor devaluado y enfermo que ella le brindaba. No le importaba que, con la muerte de Rocío, también hubiese aniquilado espiritualmente a la madre: a un amor degradado le basta con un mero envoltorio carnal. Pero la belleza fluvial y dorada de Rocío Wanninkhof la perseguirá para siempre, recordándole la esterilidad de su amor.
Juan Manuel de Prada.
ABC. 2000-09-11
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Acabo de terminar de ver el documental sobre el caso de Rocio Wanninkhof en Netflix y en un momento del documental (minuto 66 apróximadamente) se hace referencia muy de pasada a este artículo aparecido en el ABC hace ya casi 20 años. Lo publico porque creo que puede resultar interesante teniendo en cuenta que se escribió un año antes de la sentencia condenatoria en 2001 y su posterior sobreseimiento en 2003.
Comentarios
Y lo bien que escribe cuando quiere este Juan Manuel de Prada, y lo bocachanclas y las gilipolleces que a veces dice... ¿Qué opinas,feindesland?
#1 Al tío se le fue completamente la pinza en algún momento, pero una de las tres mejores novelas españolas de todo el siglo XX es suya: las máscaras del héroe. Una puta obra maestra.
Por cierto: las otras dos, para mí, son "tiempo de silencio" de Luis Martín Santos y La gaviota, de Cecilia Bohl de Faber. Aunque tengo varias candidatas más, pro supuesto.
¿Tu quiniela?
#2 yo tengo mucha novela española del S.XX pendiente de leer, y alguna que releer ahora de adulto, así que mi opinión es pobre... Diría que alguna de Delibes (la trilogía de "Las Ratas", "El Camino" y "Los Santos Inocentes")... Pero ya te digo que no puedo opinar mucho, no soy un entendido en novela...
Si yo fuera Juan Manuel de Prada después de lo ocurrido me habría dedicado a otra cosa. Menuda sabandija soltando una falacia tras otra sin pruebas y echando sal a las heridas. Repugnante.
PD: Buscaba leer el artículo después de ver el documental y me ha traído hasta aquí.
HE ido a este artículo del gran JM d P como consecuencia del visionado del documental de NETFLIX.
La verdad en esta ocasión JUAN MANUEL ERRÓ TOTALMENTE EN SU DIAGNÓSTICO, COMO CASI TODO EL MUNDO.
PARA MÍ ESTE HOMBRE, Y NO LO DIGO POR SUS NOVELAS, YO SOY MÁS DE ENSAYOS, ES DE LAS MENTES MÁS CLARIVIDENTES DE ESTE PAIS. HAY QUE TENER EN CUENTA QUE ES UN "ULTRACATÓLICO" Y TRADICIONALISTA CARLISTA.
YO ESTO ÚLTIMO LO COMPARTO LO QUE OCURRE ES QUE NO SOY UN CARLISTA PURO, BEBO DE OTRAS FUENTES TAMBIÉN.
EN LO CATÓLICO POR MI PARTE SOY DE EDUCACIÓN CATÓLICA Y BACHILLER EN ESTUDIOS BÍBLICOS Y TEOLÓGICOS, PERO ME FALTA FE.
EN ÉPOCAS DE MI VIDA HE PODIDO SER INTEGRISTA Y/O FUNDAMENTALISTA, QUE NO SON COSAS IGUALES, HAY MATICES. ADEMÁS YO SOY TRANSVERSAL.
AHORA ESTOY EN UNA DE LAS FASES AGNÓSTICAS.
¿PORQUÉ METO ESTE ROLLO?.
PUES BIEN, PORQUE JUAN MANUEL DE PRADA A PESAR DE SUS IDEAS POLÍTICAS Y RELIGIOSAS CATÓLICAS ES UN HOMBRE QUE VIVE SU FE Y LA POLÍTICA DE UN MODO AUTÉNTICO Y TRANSMITE UN CATOLICISMO, POR EJEMPLO, QUE TE INVITA A BUSCAR LA FE. NADA QUE VER CON LA MAYORÍA DE LOS CATÓLICOS.
NO ES PERSONA QUE SE DEJE ARRASTRAR POR LAS MAREAS DEL POPULACHO Y HABLA CLARO CONTRA LA IGLESIA CATÓLICA CUANDO TIENE QUE HACERLO. O contra lo políticamente correcto. POR EJEMPLO CONTRA LA ESCENIFICACIÓN TELEVISIVA DE LA UCO , EN EL CASO DE DIANA QUER.
EN EL CASO DE DOLORES VÁZQUEZ ERRÓ, Y ES RARO EN ÉL. POR QUE ADEMÁS ES LICENCIADO EN DERECHO, Y SE DEJÓ LLEVAR EN SU ABSTRACCIÓN INTELECTUAL SOBREPONIENDO LO CATÓLICO, SÍ QUEREMOS TRASNOCHADO, POR LA ORIENTACIÓN SEXUAL DE DOLORES.
CONTRA ESTA MUJER NO HABÍA PRUEBA FORENSE ALGUNA, ÚNICAMENTE "SENSACIONES + TERTULIANOS".
Y COMO MÍNIMO TENÍA QUE HABER SIDO DECLARADA: NO CULPABLE.
JUAN MANUEL SABE PERFECTAMENTE QUE EL PROBLEMA DE LA JUSTICIA EN SPAIÑ NACE EN LAS PROPIAS FACULTADES DE DERECHO DONDE NO SE ENSEÑA JUSTICIA SI NO PROCEDIMIENTOS.
YO POR TODO ESTO LE 'PERDONO SU ERROR', Y SÍ HAY PERSONA ALGUNA A LA QUE DEBIERA PERDONAR LA SRA. VÁZQUEZ ES A ÉL.
Conociéndole un poco, estará arrepentido, no de su Artículo en sí mismo. Si no de la aplicación del mismo al caso concreto de DOLORES VÁZQUEZ.
EN cualquier caso no se le puede meter en el mismo saco que esta pandilla de tertulianos baratos, plumillas, pelota$, ignorantes, etcétera, que caminan a sus anchas por la "EGPAÑA" KAÑÍ.
Y PARA TÍ DOLORES: UN BESAZO.
TIENES UNA CLASE ENORME.