Un rescate digno de película sacó a la luz una estremecedora historia de maltrato animal en O Morrazo: dos perros llevaban años encadenados y sin contacto humano. Uno de ellos, Boris, había pasado así toda su vida, unos cuatro años. El otro, Yango, fue presuntamente robado hace dos años en Tui y pudo reencontrarse con su familia, que ya había perdido la esperanza de encontrarlo. La intervención, llevada a cabo por la Protectora de Animais do Morrazo junto con el Seprona de Cangas, se produjo tras un año de denuncias sin respuesta efectiva.

La protección animalista que ofrece la nueva legislación no sirve de nada cuando se encuentra de frente con la inoperancia burocrática. Un buen ejemplo ha saltado esta semana en la parroquia de Meavía (Forcarei), donde una oveja malherida y sin dueño conocido lleva al menos una semana abandonada a su suerte en una pista de la parroquia. Aunque el animal tenía una marca de spray verde en su lana, carecía de crotal o de algún otro tipo de identificación.