Huid, insensatos. Apretaos bien la boina, el sombrero o el peluquín, y largaos cuanto antes de esta aprisco de zopencos en que hemos convertido España.
Escapad de este redil entristecido donde el pastor cría lobos y las ovejas crían cuervos.
Corred mientras podáis antes de que acabéis tan cansados de vuestra vida, tan fatigados como el diablo que lleva abogados al Infierno.
Y si pensáis que exagero echad un vistazo a vuestro alrededor, escuchad las conversaciones, leed los comentarios de este mismo sitio, o mi propio remedo de artículo, y no tardaréis en comprender que es mejor seguir engañados porque, en cuanto se analiza un poco lo que hay detrás, lo que puede haber detrás, es mucho peor.
Parece solidaridad, pero es interés.
Parece dignidad, pero es ventajismo de carteristas y descuideros.
Parece responsabilidad, pero es cobardía.
Parece cogobernanza, pero terror a la responsabilidad.
Parece prudencia, pero es miedo.
Huid. Y si os faltan fuerzas o sentís la tentación de mirar atrás, rascad un poco las apariencias y buscad la verdad.
Porque la verdad os hará liebres.