Al hilo de varias noticias que estoy leyendo sobre la manipulación en los medios de comunicación y estableciendo una relación difusa -pero clara a la vez- entre el trabajo de escribir y cómo manipulamos al lector o al espectador en una película o serie. Quisiera compartir unas reflexiones que son... de alguna manera otra forma más de manipular. O quizás diciendo esto me exculpe de la manipulación o quizás sirva para colar una doble o triple manipulación...
Me explico.
Cuando alguien habla con otro intenta que su mundo, que sus ideas, convenzan al otro de que su mundo es el real, el bueno, el mejor para todos tanto a nivel ético, social, personal, humano, etc. El mundo debe ser así, por tanto, quiero que los demás piensen exactamente como yo pienso. Y con un mayor número de personas pensando igual que yo, seremos más y por tanto nos extenderemos y venceremos por el peso de masa crítica de los que no piensan igual que yo y viven en mundos alienígenas sociales, éticos, económicos o religiosos.
Cuando alguien escribe una novela o película o serie hace exactamente lo mismo, pone una serie de valores éticos en los personajes que quiere venderle a los demás; pero por qué, pues porque son los buenos, los auténticos, lo reales, los que harán del mundo algo más a mi medida. No recuerdo quién decía que los escritores odian el mundo, la sociedad que les ha tocado y por eso quieren cambiarla escribiendo otros “mundos”.
Cuando en una película pones a un tipo con una cicatriz en la cara, sin afeitar, fumando, mal vestido y soltando tres tacos en cada frase, estamos condicionando al espectador: ese tipo DEBE ser malo o incluso el gran malo de la película. También puedes fabricar a un tipo con corbata, traje carísimo y maneras refinadas y ver que hunde empresas miestras se fuma un puro en su despacho de cien metros cuadrados con vistas a un bosque de rascacielos. Una cosa que la gente no creo que sepa es que en el audiovisual y en dramaturgia clásica, cuando personaje piensa: habla. Cuando personaje siente: actúa, hace algo.
Un personaje que dice “te voy a matar, debo matarte” y no mata a nadie está pensando, intelectualizando que debe matar a alquien, pero es sólo eso un pensamiento, un deseo mental teórico. Cuando un personaje sin mediar palabra mata a otro, está sintiendo y actúa en consecuencia y mata. No es lo mismo que un personaje piense cosas extrañas, raras, agresivas, violentas, ilegales y no haga nada al respecto, no las lleve a la práctica. Porque es pensamiento puro, no siente nada (a nivel de emociones) en relación con esas palabras. Son los llamados “malvados de opereta”. Hablan mucho y hacen poco. Luego tenemos a los personajes que hablan poco o de temas triviales y que son capaces de acuchillar a una familia entera con una sonrisa en los labios, esos sienten muchas cosas y por eso actúan, hacen algo.
Manipulación, que me desvío del tema. Se estudia (seguro que aburro a muchos con este ejemplo) que una actriz (luego pongo un ejemplo de actor) vestida con una traje largo negro bajando unas escaleras, sin decir nada sólo bajando, transmite una sensación al espectador muy diferente a la misma actriz, con el mismo vestido pero de color verde, la sensación (la manipulación) que recibe el espectador no es la misma, en el contexto social, cultural, donde se vea esa película. Un actor, bajando esas escaleras con una traje de chaqueta negro, corbata negra y camisa blanca no transmite lo mismo que ese mismo actor, con la misma chaqueta con el mismo corte pero de color gris claro, camisa blanca y corbata roja. La manipulación que se hace debido a los códigos no verbales es grande, muy grande.
Se dice que en la tv se mata tres veces, en el cine, no. La atención que se presta en un formato concreto es mucho menor en tv que en un cine, un entorno (teóricamente) donde no puedes salir. Un entorno de pantalla gigante que permite el plano GRAN GENERAL de un bosque y que limita mucho más el PRIMER PLANO de la cara del actor, cosa que en tv no pasa.
Cuando hablamos de manipulación, las historias (todas) quieren “vendernos” algo desde “Vengadores” hasta “Los 400 Golpes”, pasando por toda la gama de géneros y calidades. Todas. Fijaos que no hay ninguna película (que yo sepa) donde no haya ethos, no es posible, incluso en películas experimentales. El ethos, la moraleja es lo más evidente en muchas películas, pero como la cosa se ha sofisticado tanto con el paso del tiempo, ya no hay un ethos final conclusivo, sino que hay docenas de mini-ethos repartidos y camuflados a lo largo de cada película o serie. Estos son los peligrosos, porque nos pasan desapercibidos. Habría que coger escena por escena, pararla, repetirla y analizarla para ver qué es lo que se ha colado (a propósito) ahí. Ya no hace falta que sean imágenes subliminales, son pequeñas escenas coladas en un conjunto donde al final el bien triunfa y el crimen es castigado. (Aquí viene mi manipulación.) Cosa que es totalmente falsa, el bien jamás triunfa y el crimen de verdad nunca paga. Porque en realidad, estos personajes buenos, malos, regulares, mediocres, altos, bajos, sucios, limpios... todos quieren SOBREVIVIR a cualquier precio.
En política sucede lo mismo, ni los malos de turno son tan malos, ni los buenos de turno son los salvadores mesiánicos porque hay algo que los une a todos: quieren sobrevivir como sea. Y eso lo entiende todo el mundo que ve una obra o lee un libro, entiende que luchan por sobrevivir.
El partido A dice que es malo el punto 1, el partido B dice que es muy bueno el punto 1, el partico C dice que depende... y así cubren todo el espectro de lo que puede pensar cualquier votante. Ellos piensan (luego hablan). No sienten, no actúan (no hacen nada). Y las personas saben, por su día a día, que uno es “más real” cuando siente (actúa) que cuando piensa (habla). Por eso se concentra muchas veces el discurso político en cosas como la pena de muerte, los castigos más duros a los ladrones, la prisión permanente, los trabajos forzados, etc. La gente quiere sentir no pensar. Quiere que se haga algo, lo que sea aunque sea malo, a pensar, o sea a hablar. Porque hablar es una intelectualización de los deseos, no los sentimientos per se, odio, rabia, violencia, muerte, pasión, etc.
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-Estoy muy enfadada porque anoche no me llamaste y habíamos quedado que me llamarías. Ya sabes que te quiero –dijo al teléfono.
-Estoy muy enfadada –dijo dando un puñetazo en la mesa- porque anoche no me llamaste. ¡Ya sabes que te quiero! –gritó nerviosa.
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