Yo recuerdo primero el estupor al ver las primeras noticias, a cada minuto más muertos, no puede estar pasando... Y luego caer en la cuenta de si alguien de tu entorno (familia, amigos, compañeros de trabajo..) podría ir en esos trenes. Y llamarles.
Y recuerdo no poder dejar de ver las noticias, de leer periódicos... algo enfermizo, me acostaba con todo dando vueltas en mi cabeza.
Y luego la indignación por las mentiras, por mantenerse en ellas, por la manipulación aún con la sangre fresca. Y el no poder más y salir a la calle a gritarles a la cara que no nos mientan, que sabemos la verdad.
Y recuerdo el silencio, doloroso, pesado, denso, de las manifestaciones, del metro en los días siguientes, todos cabizbajos, callados, noqueados...
Presunta, qué bonito nombre. Si tengo una hija se lo pondré.