Octavio Paz: El arquero, la flecha y el blanco
borgestodoelanio.blogspot.comBorges cultivó tres géneros: el ensayo, la poesía y el cuento. La división es arbitraria: sus ensayos se leen como cuentos, sus cuentos son poemas y sus poemas nos hacen pensar como si fuesen ensayos. El puente entre ellos es el pensamiento. Por esto, es útil comenzar por el ensayista. Borges fue un temperamento metafísico. De ahí su fascinación por los sistemas idealistas y sus arquitecturas diáfanas: Berkeley, Leibnitz, Spinoza, Bradley, los distintos budismos. Aunque en su juventud lo deslumbraron las opulencias verbales y los laberintos sintácticos de Quevedo y de Browne, no se parece a ellos. Más bien hace pensar en Montaigne, por su escepticismo y su curiosidad universal ya que no por el estilo. También en otro contemporáneo nuestro, hoy un poco olvidado: George Santayana.
Las Revoluciones Bancarias: Banqueros, nazis, sionistas, bolcheviques, espias. Una historia crítica de la banca de inversión (Libro)
iberlibro.comA principios del siglo XIX surgieron de los guetos judíos de Frankfurt algunas de las sagas de banqueros más destacadas de la historia de nuestro tiempo. Familias germánicas como los Rothschild, Goldman, Sachs, Guggenheim, Loeb, Lazard, Oppenheim y Warburg protagonizaron una diáspora por Europa, fundando las primeras firmas de la banca internacional tal y como las conocemos hoy. A su llegada a los Estados Unidos, los viejos príncipes rivalizaron con nuevos magnates protestantes como J.P. Morgan y los Rockefeller. Los financieros internacionales aprendieron a cooperar para alcanzar objetivos comunes, como en 1913, cuando el Congreso aprobó la creación de la Reserva Federal. Décadas después se supo que la ley que dio lugar al tercer banco central de los Estados Unidos la esbozaron secretamente en 1910 un puñado de hombres, representantes de las grandes dinastías bancarias, en un exclusivo resort en una isla de Georgia. Esta es la sorprendente historia de cómo un reducido grupo de banqueros de inversión, unido por lazos familiares y empresariales, condujo el curso de la historia desde comienzos del siglo XX, financiando conflictos y revoluciones para conseguir un sistema económico mundial basado de deuda perpetua y monopolios protegidos por el Estado.