Pues sin saber cual fue su crimen anterior es difícil hacer muchos juicios sobre este hombre. Desde luego si el crimen anterior fuese haber ahogado un niño, socialmente pienso que habría causa, para considerarle redimido e indultarle el resto de condena.
Al fin y al cabo, el efecto reformatorio de la cárcel habría sido satisfactorio. Si de lo que se trata es simplemente de hacerle pagar privándole de su libertad, pues que alguien me explique que hacía en una goleta, porque yo también quiero privaciones como esa, ¿o se trataba de un galeote? Bueno, fuese como fuese me sumaría a las palabras de Don Quijote en un caso similar de galeotes: "Allá se lo haya cada uno con su pecado; Dios hay en el cielo, que no se descuida de castigar al malo ni de premiar al bueno, y no es bien que los hombres honrados "de menéame" sean verdugos de los otros hombres, no yéndoles nada en ello."
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El artículo, bien leído es una soflama rencorosa.
Lo que esconde entre líneas es el dolor que le supuso enfrentarse tras su vuelta y hoy en su memoria, a ser una pérdida rápidamente asumida, entre sus compañeros y alguno en su familia, resumiendo: la herida aún abierta por haber sido ignorado, no apreciado y no querido.
Él no fue Livingstone supongo, y eso le duele, tanto como para escribir ese sañoso artículo.
Las razones que escribe algunas buenas y otras despreciables, solo sirven para calmar su pérdida, no entre fronteras africanas, sino entre los suyos (verdaderos Coroneles Tapiocas).