#41 Un lema no define a un país. Creo que ha quedado claro que ninguno de esos tres países son lo que yo defiendo. EE.UU. habría sido un buen ejemplo antes de Lincoln (y, obviamente, descontando la esclavitud, que es todo menos libertad), pero hace mucho que no.
Veo que sigo sin explicarme: la sociedad no tiene por qué ser local, lo que defiendo es la descentralización de la administración política. Nada impide a una persona relacionarse con gente de otra ciudad, aunque pertenezcan a Estados distintos.
Por otro lado, vuelvo a repetir que la participación política es precisamente lo contrario de lo que habla el artículo. Es mucho mejor la autonomía que la decisión colectiva, aunque ésta sea a un nivel bajo. Volviendo a los ejemplos anteriores, la mayoría de los habitantes de Mónaco y una gran parte de Singapur, por ejemplo, son extranjeros. A esos habitantes, que no tienen derecho al voto, les importa bastante poco no poder participar. Su «voto» ya lo han dado cuando deciden vivir en ese lugar frente a otras alternativas. El voto con los pies, sobre todo cuando la capacidad de movimiento es alta (cuando los Estados son físicamente más pequeños), es extraordinariamente efectivo, y a menudo más que la propia papeleta, por los incentivos que genera. No hay que participar más, sino menos, y dejar que la gente viva su vida en paz.
Por último, no entiendo qué importa su estatus de paraísos fiscales o antiguas colonias para mostrar cuál es su modelo territorial-administrativo hoy. ¿No son libres los ciudadanos de elegir un país que les robe menos? Preveo una respuesta del tipo «son ricos porque son paraísos fiscales, y no todos podemos serlo», pero basta echar un ojo a las cifras para comprobar que no es cierto: aun eliminando todo el sector financiero de Liechtenstein, por ejemplo (y sin eliminarlo en España), que supone una cuarta parte de su economía, su renta per cápita sigue siendo tres veces superior a la española (a paridad de poder adquisitivo): $90.000 frente a $30.000, aproximadamente. Y la explicación económica es sencilla: la riqueza permite generar más riqueza, porque se pasa de decisiones centralizadas y monopolísticas, tomadas por políticos que no se juegan su propio dinero ni tienen como objetivo ofrecer el mejor servicio, sino ganar las siguientes elecciones, a una competencia descentralizada, donde prima la satisfacción del cliente (el ciudadano) y nadie tiene derecho a utilizar tu dinero sin tu consentimiento. Y no hay ningún problema porque no tengan un enorme bienestar del Estado, tienen una sociedad del bienestar, que es considerablemente mejor. Es una pena que se tenga en tan poca estima un principio de convivencia tan básico como «soy dueño de lo que gano trabajando», y que tan bien ha demostrado funcionar a lo largo de los últimos 150 años donde se ha aplicado.
Saludos.
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#51 Si hablamos del derecho a la vida y similares, puede que tengas razón en que hoy se lucha para protegerlos. Pero esa centralización como excusa, lo que produce es, inevitablemente, burocracia en el resto de aspectos de nuestras vidas. Las organizaciones supranacionales (UE, ONU, OCDE, FMI, etc.) buscan unificar legislaciones, armonizar impuestos, controlar cada vez más desde un único lugar. Eso produce indefensión del ciudadano frente a sus abusos, puesto que si todos los países hacen lo mismo, no hay adónde escapar si no nos gusta. Por suerte, todavía hay bastante independencia de los Estados respecto a estas organizaciones, y por tanto aún no tienen un poder de coacción demasiado grande, pero es hacia lo que tendemos.
Por otro lado, la experiencia demuestra que no son necesarias estas unificaciones políticas para defender esos derechos básicos. ¿Podría un microestado como Gibraltar crear campos de concentración? ¿Y Andorra? ¿San Marino? Desde luego sería mucho más complicado que para una superpotencia, ya que no tardaría en experimentar una emigración en masa, una presión del resto del mundo mucho mayor que la segunda, y tendría menos poder represor para conseguirlo. Precisamente la descentralización lo que busca es limitar el poder político. Cuantas más opciones tenga el ciudadano, cuanto menos poder y recursos tengan los políticos, más difíciles se vuelven sus abusos, y más se centran en lo realmente fundamental: garantizar la seguridad de sus ciudadanos.
El caciquismo, por suerte, con la mejora en las telecomunicaciones y en los medios de transporte, es infinitamente más complicado hoy que hace décadas o siglos, cuando una persona nacía en un pueblo y tenía poca elección de trabajo frente a un terrateniente que fuese dueño de muchas tierras. Es más, hoy la tierra ni siquiera es la principal fuente de riqueza de las sociedades desarrolladas.
Un saludo.