No hay trabajo porque no hay nada que hacer.
Echar la culpa a la legislación laboral, al fraude a la SS, a los trabajos precarios... no es más que desviar la atención de la sequía moral que guía nuestras decisiones. El trabajo no llueve del cielo, se genera para producir servicios o bienes. Cada vez que, tú, consumidor, has elegido un producto de ínfima calidad en un bazar chino has puesto un clavo más en el ataud de la industria. Cada vez que, tú, gestor, has caído una vez más en la red de palabras vacías del comercial de una consultora global en lugar de dar una oportunidad a los jóvenes emprendedores locales que te ofrecen ideas y esfuerzo por menos, has hecho el agujero más profundo.
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#45 Casos concretos de empresas a las que les ha ido bien/mal siempre se pueden encontrar, pero no dan una idea de la situación global. El panorama es desolador, no económicamente, porque como poco el dinero del turismo seguirá inundando periódicamente (algunas zonas, al menos), sino moralmente.
Yo no creo que haya un problema con la política, los empresarios o los trabajadores. Al fin y al cabo todos somos la misma persona con diferente sombrero. El empresario que intenta engañar al empleado negándole el finiquito, el concejal de urbanismo que permite que se construya con más altura de lo legal por no meterse en problemas. El taxista que declara menos de lo que gana. No hay duda de que estamos bien representados y la sociedad es un fiel reflejo de nuestra cobardía.